“Dentro de la transformación curricular para el 2023, vamos a hacer los bachilleratos técnicos profesionales. Esto es una novedad. Tienen la particularidad de tener dos años básicos y otro más de especialización”, afirma Mario Pereira, asesor de Coordinación y Planificación Estratégica, sociólogo, investigador y docente de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).

Y precisa: “En este caso, serían dos primeros años de mecánica automotriz y otro de especialización en electromovilidad”.

El docente resalta que la carrera se enfocará en la formación práctica y que esta prevalecerá sobre la teórica.

A su vez, destaca la importancia de estas carreras como una formación con gran posibilidad de acceso al mercado laboral.

En torno al tipo de instrucción, desde la universidad se considera conveniente la denominada formación dual: la institución educativa y el sector privado. No solamente para prever salida laboral, sino para la certificación y la conformación del trayecto formativo.

“Actualmente tenemos una metodología de pasantías, pero pretendemos tener una formación donde el estudiante se forma en un 70% en el centro educativo y el otro 30% en la empresa asignada con un tutor pedagógico”, explica el asesor.

Pereira también adelantó que en el mediano plazo tienen prevista la apertura de un curso de electromovilidad de dos años.

“Ya están las bases de los contenidos”, asevera el docente.

Y añade: “En el largo plazo, podremos tener tecnólogos en electromovilidad egresados de la UTU”.

El sociólogo sostiene que es importante que la sociedad entienda que hay que tener mano de obra altamente calificada para responder a las nuevas necesidades.

En ese sentido, señala los desafíos que se abrirán con las nuevas normativas que promete el Gobierno.

Entre ellas, la normativa que regula la utilización y segunda vida de las baterías de los vehículos.

El hidrógeno verde también es una cuenta pendiente en la formación en electromovilidad, aunque ya se considera su inclusión a las exigencias curriculares.

Pereira Insiste, a su vez, que este tipo de formación y trabajos son muy necesarios por contener sectores juveniles vulnerables.

“Nuestros alumnos son de los quintiles uno, dos y tres. El desempleo en los jóvenes es un problema y a través de la formación la electromovilidad también se llega a estos sectores”, señala el docente.

Esto se suma a la actual e incipiente apertura del bachillerato en movilidad eléctrica, el cual fue confeccionado no solamente por técnicos de la UTU, sino también por los homólogos de distintas empresas automotrices.

“El objetivo de la administración de la UTU es la de generar socios estratégicos, como cámaras, asociaciones, ministerios, y acercarnos a las necesidades del sector productivo”, resalta Pereira.