El uso de biodiésel de grasas animales para propulsar nuestros coches y aviones se ha duplicado en la última década y es 40 veces mayor que en 2006.
Así lo muestra un nuevo estudio impulsado por Transport & Environment (T&E).
El grupo ecologista, junto con ECODES y Ecologistas en Acción, reclama más transparencia para que las personas consumidoras sepan lo que entra en sus depósitos y alimenta sus vuelos.
La UE promueve este subproducto de la ganadería industrial e intensiva para, supuestamente, reducir las emisiones de carbono de los combustibles utilizados en el transporte.
Esto, pese al fuerte impacto de este modelo de ganadería sobre las emisiones.
Ahora apuntan a los aviones y, en menor medida, a los barcos.
Sin embargo, tal y como advierte T&E en su estudio, no hay suficientes grasas para hacer frente a toda la demanda.
Casi la mitad de las grasas animales europeas ya se destinan a la producción de biodiésel, a pesar de que son muy utilizados en las industrias de alimentos para mascotas, jabones y cosméticos:
La quema de biocombustibles a partir de grasas animales se triplicará de aquí a 2030, lo que plantea dos cuellos de botellas en cuanto a su disponibilidad y sostenibilidad.
De hecho, a día de hoy, como advierte T&E, hablar de producción sostenible no es correcto debido a las emisiones de metano o a la deforestación importada de soja.

Carlos Rico – T&E Policy officer
Carlos Rico, responsable de biocombustibles en la oficina española de T&E, afirma que “resulta que los cerdos vuelan. Llevamos años quemando grasas animales en los coches sin que los conductores lo sepan”.
“Ahora serán el combustible de su próximo vuelo. Pero esto no puede sostenerse sin privar a otros sectores de ellas, que a su vez probablemente migrarán a alternativas perjudiciales como el aceite de palma”, continua.
Y agrega: “Necesitamos más transparencia para que las personas consumidoras sepan lo que entra en sus depósitos y alimenta sus vuelos”.
T&E denuncia un potencial fraude
Las grasas animales se dividen en tres categorías.
Las 1 y 2 incluyen las grasas animales que no pueden ser consumidas por el ser humano o animales (ya que son de mala calidad o portadoras de enfermedades).
Mientras de categoría 3 son de mejor calidad y se utilizan en diversas industrias.
La Directiva Europea de Energías Renovables (RED), revisada por tercera vez recientemente, pretende incentivar el uso de grasas animales de categoría 1 y 2 para la producción de biocombustibles para el transporte.
Todo esto, permitiendo a los proveedores de combustible que contabilicen su uso doblemente de cara al cumplimiento de los objetivos renovables de la RED.
T&E, Ecodes y Ecologistas en Acción alertan del potencial fraude que entraña esta medida.
Ya que podría desencadenar que grasas animales de alta calidad sean catalogadas como de baja calidad (categoría 1 y 2, en lugar de 3) para que las empresas energéticas puedan beneficiarse de este doble cómputo.
Una realidad que ya salió a la luz en 2022.
Dicho caso ocurría cuando los países europeos declararon consumir el doble de biocombustibles a partir de las categorías 1 y 2 de los que la industria de grasas animales declaró producir.
Si esto se hace deliberadamente, representaría un fraude a nivel industrial, advierten desde T&E.
Para reducir las posibilidades de fraude y las consecuencias negativas que se derivan de la retirada de grasas animales utilizadas por otras industrias.

Marta García Pallarés
En este sentido, las organizaciones ambientales solicitan a los responsables políticos que excluyan las grasas animales de categoría 3 de la lista de materias primas para biocombustibles.
Marta García Pallarés, portavoz de Ecologistas en Acción, finaliza: “La descarbonización del sector del transporte no puede pasar por profundizar un modelo de ganadería industrial ecocida.
Lo que desde su punto de vista “se traduce en más emisiones, deforestación para producción de piensos, contaminación de suelos y acuíferos, y maltrato animal.”