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jueves 17 de noviembre de 2022
“Ser realistas”: El pedido de Confebus sobre cómo poner fin buses a combustión
La Confederación Española de Transporte en Autobús pone sobre la mesa los desafíos a los que todavía enfrenta el sector para poder terminar con la comercialización de autobuses contaminantes en 2027. La disponibilidad tecnológica y los costes de adquisición, como las principales barreras a este horizonte.
Jaime Rodríguez Medal, Director de CONFEBUS.
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Hace algunas semanas diferentes ayuntamientos y ONG’s han exigido a la Unión Europea que se disponga una normativa que permita a partir de 2027 comercializar únicamente autobuses urbanos eléctricos o de pila de combustible

Basándose en el dato de que ya un  23% de los autobuses matriculados en la Unión Europea en 2021 fueron cero emisiones (eléctrico o de hidrógeno) y destacando el salto que se ha dado en comparación con el anterior 2020, consideran que ya es momento de dar el gran paso.

Pero no todos acompañan esta moción. 

Sin dejar de respaldar la electrificación y apostar por ella, la Confederación Española de Transporte en Autobús (CONFEBUS) considera que debe tenerse cierta cautela a la hora de tomar estas decisiones. 

“La tecnología que existe a hoy no nos permite incorporar en gran medida autobuses distintos a los diésel más allá del ámbito urbano”, plantea en este punto Jaime Rodríguez Medal, director de la entidad.

A lo que agrega: “Hay que ser realistas ya que desafortunadamente ahora mismo no existe tecnología para poder sustituir todo el parque de autobuses”.

La electrificación ha ganado en los últimos tiempos gran lugar en las flotas de las principales ciudades europeas, pero una realidad es que al hablar de trayectos interurbanos la autonomía disponible complejiza las operaciones.

Asimismo, otra barrera que se presenta a la hora de hablar de estas renovaciones es el costo de adquisición de los buses eléctricos o de pila de combustible.

Muchas veces, el coste es más de dos veces superior al de las tecnologías convencionales y las ayudas emitidas para la compra no suelen funcionar realmente como una palanca.

“No solo son más caros, sino que se requiere una inversión en infraestructuras, talleres, formación del personal”, recuerda en este punto.

Cabe recordar que ya 11 ciudades europeas, entre las que se encuentran París y Milán, pero también Barcelona, Málaga, Valencia, Sevilla y Palma de Mallorca, han escrito una carta dirigida a la Comisión Europea.

La misma tiene el foco en poner en conocimiento de los legisladores la necesidad de fijar un objetivo de ventas de autobuses urbanos para garantizar un suministro de vehículos ecológicos.

Actualmente, los autobuses urbanos en Europa son responsables de la emisión de alrededor de 15 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. 

Es por ello que los demandantes piden la intervención de la Comisión Europea ya que consideran que sin acción directa de la UE al respecto, los fabricantes de este tipo de vehículos no igualarán nunca la demanda de buses urbanos de cero emisiones.

Cuestión que pondría en peligro los compromisos de las ciudades de cara a la reducción de emisiones y la mejora y el control de la calidad de aire. 

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