España | Vehículos Eléctricos
jueves 22 de julio de 2021
Según Ozone Drive la transición a vehículos eléctricos es rentable para la mayoría de las empresas en España
La visión a largo plazo del Total Cost of Ownership (TCO) y el impulso a una movilidad eléctrica pueden hacer la diferencia en el recambio de flota para empresas.
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De cara al acompañamiento de los retos de descarbonización del transporte, la gestión de flotas para empresas se perfila como uno de los terrenos llamados a jugar un rol clave.

Si bien encuestas a gestores en España revelan que un 67% considera que los vehículos eléctricos tendrán un papel dominante en sus flotas de aquí a 10 años, aún hay ciertas barreras que retrasan este despliegue.

“Existen problemas que hacen que no se vaya tan rápido, como la falta de infraestructura y el precio de los vehículos, pero también el miedo al cambio de introducir una tecnología diferente y cómo esto afectará la operativa de los empleados”, define Juan Villalba, Chief Operating Officer de Ozone Drive.

El experto habló sobre el trabajo de la startup de implementación de flotas electrificadas en el marco del evento “Sostenibilidad y vehículos eléctricos”, en el que remarcó que hoy la opción de reemplazar el vehículo de combustión por uno no contaminante es rentable para la mayoría de las empresas.

Sin embargo, la falta de una perspectiva más allá del precio de compra del vehículo hace que, en ocasiones, no se realice la inversión cuando sí es conveniente a largo plazo.

“Cuando se tiene que tomar una decisión, ven difícil justificar comprar un coche más caro que su equivalente no eléctrico, pero al hacer los cálculos se demuestra que es una alternativa en gran parte mejor a la combustión”, asegura.

El valor diferencial es el del Total Cost of Ownership (TCO), el cual no siempre es contemplado. Este es el caso principalmente de las empresas más pequeñas, las cuales se guían por el coste inmediato, mientras que las más grandes insertan la compra del vehículo en sus políticas de sustentabilidad.

Sin embargo, en un contexto a largo plazo, el vehículo alternativo puede implicar una mayor rentabilidad en costos de recarga, especialmente teniendo en cuenta el creciente valor del combustible, que en ocasiones duplica los 100 kilómetros cargados de autonomía eléctrica.

Asimismo, la carga vinculada en empresas y el menor costo de mantenimiento también contribuyen a estos beneficios integrados bajo el TCO.

Un problema que sí afecta a las ventajas operativas del vehículo eléctrico es el hecho de que gran parte de los usuarios no cuentan con cargadores propios en su hogar y su coche duerme a la intemperie, desaprovechando la carga nocturna, la cual es diferencial a la hora de reducir costos.

“En Madrid es difícil tener acceso a un punto de carga particular por las noches si no tienes garaje, lo que está frenando un poco que la gente dé ese paso al vehículo electrificado”, admite Villalba.

A pesar de ello, soluciones como el despliegue de infraestructuras en parkings de centros comerciales, que de día actúan como estacionamientos de rotación y por la noche puramente de carga para abonados, pueden resolver esta cuestión.

El paso a eléctrico, aún más rentable

De cara al resto del año, la transición a una flota electrificada podría verse aún más facilitada en el contexto de varios hitos que apuntan a esta dirección.

Por una parte, el impulso a nivel europeo hacia la descarbonización del nuevo paquete «Fit for 55» hará que el acompañar el descenso de emisiones sea clave, lo que puede implicar ayudas desde la UE para lograrlo y nuevas ventajas fiscales a esta movilidad, además de desincentivos a la combustión.

En cuanto a España, el despliegue del Moves, si bien retrasado, es otra de las grandes noticias para el recambio de flota en un año en que los incentivos -como la tasa de circulación, que deja exento a los 0 emisiones- pueden marcar la diferencia.

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