La industria madrileña de la automoción y de sus componentes cuenta con el firme compromiso de contribuir a una economía de bajas emisiones de carbono. 

Tecnológicamente, han dado grandes pasos en los últimos cinco años para lograr la transformación del vehículo hacia la electrificación, aunque las condiciones del entorno no son precisamente favorables. 

“En el marco regulatorio, nos encontramos con que la normativa va por delante de la realidad empresarial y en el mercado, la industria no se encuentra con las mejores condiciones para alcanzar las metas planteadas”, plantea el Presidente de Madrid Clúster Automoción (MCA), Alfredo Rozalén.

En diálogo con Portal Movilidad España analiza el escenario en el que se está dando la transición y devela cuál debería ser el modelo hacía el que hay que apostar en este 2023. 

Poniendo el foco en la oferta existente se nota un encarecimiento de la producción (principalmente en la fabricación de baterías y pilas de hidrógeno, incremento de los costes de la energía, de las materias primas, la escasez de semiconductores, etc.).

Mientras tanto, las importaciones por parte de China y Estados Unidos comienzan a generar un impacto en los números locales. 

No solo ello, debe tenerse en cuenta que desde el punto de vista de la demanda se continua viendo dudas a la hora de apostar por los segmentos electrificados. 

Todo esto, a pesar de los apoyos públicos a la compra de vehículos eléctricos, como las ayudas del Plan Moves III de la Comunidad de Madrid o del Plan Cambia 360 del Ayuntamiento. 

De esta manera, entiende que con estos factores impactando en los pasos que se están dando debe consolidarse un modelo regulatorio que vaya acompasado con el sector y no por delante de esta.

En relación a todo esto, el Presidente de MCA ejemplifica: “En cuanto a las baterías, ¿cómo van a ser los sistemas de control de la energía? ¿Se van a poder tener sistemas de refrigeración para conseguir optimizar su eficiencia? Aún tienen mucho recorrido para su óptima implementación”.

Otro caso que cita tiene que ver con el fin del motor a combustión impuesto por la Unión Europea.

Desde el punto de vista del cluster una solución viable para alivianar la llegada a esas metas es apostar por el retrofit.

“Esta alternativa favorece a la economía circular, sin embargo resulta muy complejo y caro, pues es necesario un kit de conversión, un pack de baterías, placa de acoplamiento, rediseñar la ubicación de los nuevos elementos, lo que puede costar entre 7.000 y 20.000 euros, además de que se requiere homologación”, recuerda.

En definitiva, todos estos ejemplos muestran que la legislación sigue sin hacer frente a algunas cuestiones prácticas relevantes, desde la perspectiva del Madrid Clúster Automoción (MCA).

Madrid atento a los PERTES

Teniendo en cuenta las dificultades que ha presentado el acceso a las convocatorias del PERTE el vehículo eléctrico y conectado, el cluster considera que la ejecución no va a mal ritmo, pero se requiere un aceleramiento.

Contar con plazos de ejecución más flexibles, adaptados a la realidad empresarial de cara a una nueva línea es lo que los proyectos necesitan, sugiere el presente del MCA.

“Otro aspecto a mejorar son las garantías y avales exigidos; sería bueno flexibilizar los límites de garantías exigidos en las convocatorias, especialmente para las PYMES, lo que fomentaría su participación”, añade en este sentido.

Asimismo, de cara a este 2023 Madrid estará siguiendo el nuevo PERTE de descarbonización de la industria, que incluirá dos líneas: una de ayudas para la descarbonización de las instalaciones industriales y otra enfocada a los planes de innovación y sostenibilidad en el ámbito de la industria manufacturera.