Mucho se habla del rol de la reconversión industrial y de las inversiones de las automotrices para apoyar el crecimiento de la movilidad eléctrica.

Por ejemplo, Grupo Renault tiene como objetivo ser neutro para 2040 en Europa y 2050 a nivel mundial. Argentina entra en el eje de la reducción de emisiones para el uso de las baterías de los vehículos eléctricos.

En ese marco, también tomó la decisión de usar litio y níquel proveniente de una producción minera que cumpla con altos estándares medioambientales y de sustentabilidad.

“Entablamos conversaciones con la secretaría de Minería, los propósitos están alineados. Tenemos a la producción del litio argentino en el mapa de Grupo Renault y trabajaremos para que forme parte de la cadena de valor a nivel mundial”, sostiene Hernán Bardi, director de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de Renault Argentina.

Asimismo, el 65% de los vehículos de la firma de capitales franceses en Europa hacia 2025 será eléctrico e híbrido y en vehículos comerciales apuesta por el hidrógeno y aspira a que el 90% de la demanda para 2030 sea enfrentada por ambas tecnologías.

Otro fabricante que ya dio un gran paso en electromovilidad es Grupo Stellantis comenzando a fabricar en su planta de El Palomar en Provincia de Buenos Aires el nuevo Peugeot 208 sobre la Common Modular Platform (CMP), la cual fue concebida para producir un vehículo eléctrico.

La CMP permite que con pequeñas modificaciones se pueda adaptar en la construcción de diferentes modelos concebida para ser propulsada con motor eléctrico.

Por su parte, Diego Kukulanski, gerente de Relaciones Externas de Stellantis Argentina, hace foco en la situación regulatoria del país deteniéndose en las herramientas para la comercialización, desarrollo de mercado e infraestructura, uso y promoción de la demanda y fabricación.

“Debería estar más madura la electromovilidad en el país para producir un vehículo en serie”, indica sobre el último eje durante el Forum Empresarial de Energía organizado por The French Argentine Chamber of Commerce and Industry in Argentina (CCI France Argentine).

Y para que se dé eso, deben estar los vehículos en la calle. Por lo tanto, refiere que se “precisan herramientas como la reducción de los aranceles a la importación” para achicar la brecha de costos entre autos a combustión y eléctricos.

En mayo de 2017, a través del Decreto 331, se establecieron alícuotas reducidas del Derecho de Importación Extrazona (DIE) de 5%, 2% y 0%, para la importación de determinados vehículos automóviles híbridos, eléctricos y a celdas de combustible (hidrógeno), completos, tanto armados como semidesarmados y totalmente desarmados por 36 meses.

Una vez vencido se prorrogó hasta mayo del 2021 y actualmente se trabaja con el Gobierno para extender los beneficios hasta 2022.

En cuanto a la promoción del uso de los vehículos eléctricos destaca los descuentos en pagos de patentes, impuestos, permiso de circulación en zonas restringidas, estacionamientos sin costos y eliminación del pago de peaje.

“Argentina es un territorio extenso donde si bien muchas localidades y provincias están avanzando en sus políticas, sería bueno un desarrollo común a nivel país”, afirma Kukulanski.

Asimismo, agrega: “Cuando el consumidor vea las tecnologías en las calles con más frecuencia y con una infraestructura de recarga que dé confianza, allí se habría dado un primer paso para pensar en una futura fabricación de vehículos eléctricos en el país”.

Por otro lado, hace hincapié en el “perfil exportador de la industria automotriz argentina” por lo tanto también “se necesita contar con la madurez de la región en electromovilidad para vender al Mercosur y otros países de Latinoamérica”.