Argentina | Vehículos Eléctricos
viernes 05 de marzo de 2021
Por el aumento de vehículos eléctricos Argentina necesitaría 33% más generación y distribución de energía
Tras las declaraciones del presidente de la Nación surgieron consultas sobre el impacto en los distintos sectores cuando incremente el parque vehicular eléctrico. Claudio Damiano, experto en movilidad eléctrica, responde a las principales inquitudes.
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En diversos países se han diseñado políticas para aumentar la porción de automóviles que tienen motorización eléctrica o híbrida, ya que es una herramienta para descarbonizar un área que genera gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.

En el caso de Argentina, un proyecto de ley para promover la electromovilidad fue anunciado por el presidente Alberto Fernández en la inauguración de las sesiones legislativas. La norma abarcaría incentivos para la producción de vehículos eléctricos con baterías de litio o impulsados por hidrógeno, facilidades para su adquisición y la creación del Instituto de la Movilidad, entre otros instrumentos.

Claudio Damiano, coordinador del grupo de Energías Renovables y Nuevas Tecnologías: Generación Distribuida y Electromovilidad del Ente Nacional Regulador de la Energía (ENRE), le dijo a TSS: “Podemos dividir un vehículo en tres partes: el chasis, con sus partes, el motor y, en el caso del auto eléctrico, una gran batería. En el caso del chasis, la Argentina es uno de los 21 países que tiene industria automotriz. Fácilmente se podría trasformar esta industria a chasis o plataformas que pudieran incorporar la movilidad eléctrica”.

“El motor eléctrico también ya se fabrica en nuestro país y se controla con una electrónica que también se puede hacer aquí, con algunos componentes importados. Podríamos evitar las barreras que significaban fabricar un motor a nafta, que todos sabemos lo complejo que es hacer de forma eficiente, económica y durable, ya que un motor eléctrico es mucho más sencillo”, explica.

Y agrega: “Por último, están las baterías, y allí la Argentina tiene la ventaja de tener reservas de litio. Es una industria sumamente compleja y fabricar una batería completa en el país sería sumamente difícil, pero siempre se empieza por algo y este proyecto está tratando de sentar las bases para poder hacer los paquetes de celdas que componen la batería del auto”.

Dado que se espera que los vehículos eléctricos se vayan incorporando lentamente al mercado, no sería necesario realizar modificaciones a la red eléctrica. Lo que se suele hacer, para no recargar el sistema, es promover que la carga no se haga en horarios pico.

Cuando la cantidad de autos eléctricos gane cierta masividad sería necesario realizar cambios en el sistema nacional de distribución y generación de energía eléctrica.

“Si todo el parque automotor argentino se vuelve eléctrico, el aumento de demanda sería de un tercio de lo que se consume en la Argentina en energía eléctrica durante un año. Entonces, habría que ponerle al sistema un 33% más de inversión en generación y distribución”, afirma Damiano.

Según los borradores que circulan del proyecto de ley de movilidad sustentable, se prohibiría la fabricación de motores de combustión interna para dentro de 20 años, es decir, en el año 2041, aunque se podrían otorgar permisos especiales para los casos que lo justifiquen.

Desde la industria, hubo quejas indicando que es un tiempo demasiado breve como para adaptar las fábricas.

El debate sobre la electromovilidad traerá aparejada la discusión sobre si los vehículos eléctricos son realmente descarbonizantes, ya que esto depende de qué tan contaminante sea la matriz energética con las que se cargan sus baterías. Por eso, en el caso de que se masifique su uso y deba agregarse nueva generación de energía, también habrá que discutir si las nuevas fuentes serán de origen solar, eólico, nuclear, hidráulica o de hidrocarburos.

Damiano también remarca algunos cambios de paradigma que se avecinan con el advenimiento de los vehículos eléctricos: “La electromovilidad permite un diseño de plataformas flexible, ya no tiene la tiranía del motor térmico, el tanque de nafta y demás, con lo que se pueden ubicar baterías y motores en cualquier lado. El Estado, en función de sus requerimientos, que podría ser desde el Correo hasta servicios en las plazas, podrían demandar vehículos diseñados específicamente para sus necesidades”.

“Existe también mucha expectativa sobre el desarrollo de microvehículos, para tareas de micrologística, por ejemplo. Se están haciendo pequeños vehículos elécricos que pueden cargar hasta 500 kilos con estructuras muy simples, fáciles de hacer en talleres especializados, con motores que se consiguen localmente”, continúa.

En el año 2018 se modificó la ley que regula las categorías y requisitos de los vehículos que circulan por la vía pública y se incluyeron las categorías L6 y L7 para vehículos livianos de propulsión eléctrica y construcción de baja escala. Se trata de vehículos de hasta 400 kilos de peso (sin contar las baterías) y con limitaciones de velocidad que permiten también tener una normativa especial que evita costos y permite su fabricación por parte de pymes nacionales.

“En la Argentina se están construyendo vehículos de la categoría L (la categoría de los autos comunes es la M) que son unos cuatriciclos con carrocería más chicos, livianos y eficientes desde el punto de vista energético que un auto de calle”, desarrolla el funcionario.

Todavía es difícil de proyectar el efecto económico de una ley a partir de los borradores en danza, ya que en ellos prima un planteo general y se delegan las políticas específicas en la autoridad de aplicación, que estaría bajo la órbita del Poder Ejecutivo.

“La electromovilidad no es lo ideal para todas las necesidades, pero rápidamente puede ocupar el 50% de los usos de movimiento. También está en discusión el modelo actual del uso del automóvil, ya que no es sustentable usar un auto por persona, las calles y autopistas colapsan y hay una necesidad de cambiar la forma de movernos”, concluye Damiano.

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