Empresarios paraguayos, taiwaneses y brasileños iniciaron contactos para evaluar la posibilidad de ensamblar buses eléctricos en Paraguay. La idea apunta al mercado del socio mayor del Mercosur, en donde la transición a ese tipo de transporte está evolucionando rápidamente.
Energía eléctrica barata y abundante, mano de obra competitiva y no costosa, así como ventajas impositivas, son las razones de peso que ponen al país en el centro de esta proyección de negocios.
El viceministro de Transporte, Oscar Stark, confirmó que las negociaciones empresariales ya se echaron a andar, y que existe alta posibilidad de concreción.
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Viceministro de Transporte, Oscar Stark
“Se trata de una iniciativa de buses eléctricos, donación inicial de Taiwán, que apunta al ensamblaje de buses para el mercado paraguayo con posibilidad de exportarlos al Brasil”, explicó Stark en comunicación con la 730 AM.
Apuntó que las condiciones están dadas para generar el servicio de ensamblaje que produzca 10.000 vehículos por año, 35% de ellos bajo producción paraguayo-brasileña, una exigencia de la legislación del Mercosur.
“El mercado en Brasil se desarrolla, es aún incipiente, pero probablemente necesitará esa cantidad de vehículos para su mercado. Lo importante es dar el primer paso y entrar antes que otros, en el sur del Brasil está avanzando rápidamente”, puntualizó el viceministro de Transporte.
En términos de proyecciones, la eventual producción y venta de los buses eléctricos implicará un movimiento de aproximadamente 2.000 millones de dólares al año.
Stark indicó que el costo actual de buses traídos de extrazona, está en el orden de los 280.000 a 500.000 dólares por unidad.
El estudio de costo para la producción paraguaya brasileña señala que se puede vender por 200.000 dólares por cada unidad, lo cual representa un precio bastante competitivo.
Los números no cierran. De acuerdo a los costos que se mencionan, los buses a ensamblar serían los de pasajeros de larga distancia (coach). Según revistas especializadas, los buses más caros (coach larga distancia) cuentan en Brasil US$ 208,000, por lo que la diferencia de precio no sería tal. Por otro lado, no existen casos de buses eléctricos modernos que resulten más baratos que los de combustible, por lo que se interpreta que estos serán subvencionados con los impuestos de la ciudadanía.
En la actualidad hay registrados un total de 630,000 buses y anualmente se registran unos 2,100 buses nuevos, por lo que la producción no sería significativa para el caso de Brasil.
Por otro lado se interpreta que el propósito de este plan es el de reducir la emisión de CO2.
Actualmente el sector transporte de Brasil genera aproximadamente un 40% del total de CO2, y el sector de buses de pasajeros emite el 5% de ese 42%. Asumiendo que los buses de larga disancia emiten el 3%, si se reemplazara el 100% de los buses de larga distancia de Brasil, lo que es imposible, la reducción de CO2 que se lograría sería del 1.2% de toda la generación de CO2 de Brasil.
Si se tiene en cuenta que Brasil es responsable de generar el 2.28% del CO2 del mundo, la renovación del 100% de la flota de buses lograría reducir el 0.027% de las emisiones del mundo.
El análisis no tiene en cuenta que la enegía de las baterías proviene de generación con emisiones, y que estas poseen una densidad de carga mucho menor que la de los combustibles líquidos. Si esto es tenido en cuenta, el impacto por la incorporación de buses eléctricos hasta puede ser negativo y más dañino para el ambiente.
Aparentemente la inversión y el esfuerzo no tendría mucho sentido, y el buen negocio sería solo para unas pocas empresas y para los bancos.