Andrés Alcalá, especialista en movilidad urbana del Banco de Desarrollo de América Latina, estuvo presente en Punta del Este para la Expocarga 2021 y en contacto con Portal Movilidad analizó la situación de la región junto con los avances de los estudios para fomentar la movilidad eléctrica.

¿Cuál es la situación actual de Latinoamérica en movilidad eléctrica?

Más allá de los evidentes retrasos y brechas, está frente a una oportunidad para modificar los sistemas de transporte público e incluso privado. La movilidad eléctrica ofrece la posibilidad de cambiar los modelos de negocios y de pensar la sostenibilidad, no solamente desde el punto de vista ambiental sino socioeconómico y técnico hacia futuro.

Estamos en un momento inmejorable, con una urgencia y necesidad de avanzar hacia el presente de la movilidad eléctrica.

¿Cuál es el camino para los países con fuerte presencia de los hidrocarburos en su economía?

El gas es una transición en muchos de esos países, como el caso de Argentina. Sin embargo, allí pasa por un mejoramiento de las condiciones macroeconómicas porque el interés en la movilidad eléctrica existe por parte de los operadores, gobiernos locales y nacional.

De hecho, se continuó con el piloto de buses eléctricos de Buenos Aires. Estamos terminando un estudio para definir la estrategia de la Ciudad Autónoma para electrificar la flota en los próximos 30 años en diferentes fases.

Encontramos dificultades, pero hay que estar atentos a los cambios porque esta situación no va a durar toda la vida, y una vez eso pase hay que comenzar con la incorporación de movilidad eléctrica lo más pronto posible.

¿Un país que destaque por sus condiciones?

Sin dudas Uruguay, tiene mucho interés y está tomando el liderazgo. Además, cuenta con una matriz del 98% renovable.

¿Cuáles son los países que avanzan más rápido?

Sin duda Chile ha sido uno de los pioneros sobre todo en el transporte público. Ahora Colombia con la flota de Transmilenio está superando el primer esfuerzo de Chile. También Brasil está trabajando intensamente en algunas ciudades referentes. Todas estas tienen que ser lecciones aprendidas e implementarse en otras partes de la región.

¿Cuál es la principal barrera que todavía persiste?

Tiene que haber voluntad política por parte de los gobiernos para comprometerse aún más con los temas de cambio climático. A partir de ahí transformar normativas y leyes, de generar incentivos y otras series de metas que aceleren la transición.

Otro eje es mejorar las opciones de financiamiento y ahí es donde entramos como banco. Estamos haciendo esfuerzos para mejorar los instrumentos de financiamiento, la idea de CAF es convertirse es el banco verde de América Latina para apoyar estas iniciativas en movilidad eléctrica que vemos fundamentales para alcanzar las metas del Acuerdo de París.

¿Las ciudades deben cumplir con requisitos para acceder al financiamiento?

No, trabajamos con los países de Latinoamérica para cubrir sus necesidades. Si hay interés por parte de ellos podemos brindar asistencia técnica para establecer hojas de ruta que conduzcan la transformación hasta las mejores opciones de financiamiento.

En la región hay una necesidad de acuerdos públicos privados sumamente coordinados, por eso queremos ser facilitadores y mejorar las condiciones actuales.