Los contratos para incorporar buses eléctricos en transporte público contemplan un solo recambio de baterías en la concesión por lo tanto es de suma importancia lograr asegurarse la duración que indican los fabricantes – 8 años en promedio-.

“Si no se cuida la batería en cuatro años se puede echar a perder. Por lo tanto, con los softwares no solo se mide la autonomía, sino los rangos estrictos para no perder la vida útil. El objetivo es que el bus dure lo que tiene que durar”, explica Álvaro Iriarte Sanderson , Director Regional South Cone de Optibus, durante su participación en el ciclo de entrevistas “Personalidades” de Portal Movilidad.

En tanto, afirma: “Los cálculos de rentabilidad están hechos en base a un solo cambio de batería. Ahí es donde la autoridad debe asumir el rol de evitar los problemas que pueden presentarse por una mala programación y exigir en los pliegos licitatorios una herramienta para garantizar la vida útil de la batería”.

La mayoría de las empresas que hoy cuentan con buses eléctricos optó por carga lenta nocturna, algunas con recarga en el día dependiendo del recorrido de la unidad. Esta decisión en general está determinada por los altos costos de los cargadores rápidos. Quienes los han elegido fue para una prueba solo para comprobar su factibilidad.

Los errores más frecuentes se evidencian desde la mala colocación del cargador, olvidos a la hora de encenderlos o cargas sin monitoreo por lo tanto no se pueden detectar muchas veces los orígenes de las fallas.

No obstante, hay un eje que sigue siendo fundamental: “La programación de los buses eléctricos es completamente diferente a la de un bus diésel porque tiene muchas más variables. Desde la demora de la recarga de las baterías, la regeneración en pendientes, los trazados y las condiciones climáticas influyen mucho. Todo esto es nuevo en la operación de los buses”.

Vale mencionar que en Latinoamérica los buses eléctricos son muy nuevos, los únicos países donde cumplen poco más de un año de operación es Chile y Colombia. Además, con la pandemia los sistemas de transporte público se enfrentaron a un 50% menos de demanda por lo que guardaron esas unidades. Recién hoy en día se están enfrentando a la problemática de programación de los buses.

Hacia 2022 todas las fichas están puestas en los dos mercados mencionados anteriormente por las licitaciones adjudicadas. Asimismo, desde Optibus evidencian un gran avance en Brasil, Uruguay y Guatemala salvando las distancias de los tamaños de las flotas.

En ese sentido, Iriarte Sanderson indica: “El empujón que falta está relacionado a los incentivos de los gobiernos, políticas de Estado para subsidiar la tecnología porque sigue costando el doble”.

Optibus ahora consolida la presencia en los mercados de Latinoamérica gracias a la alianza con Enel X que les permitirá presentarse en conjunto en todos los proyectos de buses a nivel mundial. Se integrará el software de programación con el de Enel x para smart charging.