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martes 26 de julio de 2022
Opinión: Tres claves para integrar la recarga de vehículo eléctrico en las ciudades
Joan Sardà Marketing Manager de Circontrol.
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El desarrollo de la electromovilidad en las grandes ciudades con alta densidad de población y espacio limitado puede convertirse en un verdadero quebradero de cabeza debido al poco espacio disponible. Esto no significa que deba desestimarse su implantación, ¡ni mucho menos!, pero sí implica pasar por una planificación sosegada y estratégica que debe meditarse en profundidad.

La solución a esta quimera debe sin duda seguir una clara estrategia que facilite y optimice la implantación de los puntos de recarga y asegure la consolidación de su uso. En este sentido, es importante tener en cuenta 3 aspectos esenciales que determinarán el éxito de esta consolidación entre los usuarios de vehículo eléctrico.

Una buena gestión de la red eléctrica. Un buen uso de la capacidad de la red eléctrica es fundamental para evitar la congestión de los actuales centros de distribución de media y baja tensión, por lo que se debe potenciar el uso de los cargadores inteligentes que permitan discriminación horaria, así como gestión de la potencia.

Especialmente importante es la discriminación horaria en el caso de la carga vinculada o doméstica, e igualmente relevante la gestión dinámica de potencia en edificios con un alto número de plazas de aparcamiento, así como en parkings públicos o semipúblicos (centros comerciales, supermercados, garajes, centros de ocios, etc.). En este último caso, la mayoría de estos cargadores deberían estar conectados a un sistema backoffice que facilite su gestión.

Uso de los parkings privados y públicos como espacio preferente para la recarga. Tanto los parkings privados de edificios y condominios como los públicos o semipúblicos deberían dotarse de la suficiente infraestructura de recarga para hacer frente al ritmo de crecimiento de la venta de vehículos eléctricos.

En el caso del aparcamiento privado dotándose de, cuanto menos, la preinstalación eléctrica para un 15% del total de plazas ocupadas y aumentando su porcentaje acorde al índice de crecimiento del parque de vehículos eléctricos de la ciudad. En el caso de aparcamiento público o semipúblico la recarga debería ir ganando peso hasta convertirse en un pilar del modelo de negocio, ofreciendo la recarga de vehículo eléctrico como un servicio de valor añadido.

Para este entorno, la tipología de los puntos de carga debería ser más heterogénea, proveyendo un escalado de cargadores que fueran desde los 7,4kW hasta los 50kW. Los cargadores de baja potencia ocuparían el 20% de las plazas disponibles mientras que los de 25kW y 50 kW estarían disponibles en pequeña medida (por debajo del 5%).

Apuesta por la alta potencia en la vía pública. La vía pública debería concentrarse en carga de alta potencia para dar servicio a recargas esporádicas y de corta duración (desde los 50kW hasta los 150kW). Los puntos deberían repartirse en función de la densidad de población y de la disponibilidad de plazas en la calle para el estacionamiento, evitando su instalación en espacios de alta densidad de peatones, así como procurando una óptima integración con el mobiliario urbano, acomodándose correctamente al espacio público.

En paralelo, la instalación de infraestructuras de recarga múltiple (también conocidas como “hubs de carga”), ubicadas estratégicamente en los nexos de las principales vías urbanas, deberían dar servicio a una mezcla de cargadores de entre 25kW y 300kW de potencia.

Será sólo gracias a una buena planificación y preparación que la recarga de vehículo eléctrico podrá integrarse perfectamente en las grandes ciudades permitiendo, no sólo una mejor gestión de la misma, sino allanar y hacer atractivo el camino hacia la implantación definitiva de la electromovilidad.

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