Argentina | Opinión
viernes 19 de marzo de 2021
Opinión: Micromovilidad. ¿Estamos cumpliendo con las expectativas de las nuevas generaciones?
Diego Cosentino Especialista en Movilidad Sostenible | E-Mobility.
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Hasta no hace mucho tiempo, hablar de ¨movilidad¨ para los adolescentes era disfrutar del uso de skates, rollers, bicicletas y patines, entre otros, dentro de un circuito especialmente diseñado.

Alrededor de los tres años vemos a los niños y niñas subidos a monopatines de juguete debido a que les llama la atención, siendo una actividad saludable en la que desarrollan habilidades motrices como ser la coordinación y el equilibrio.

Sin embargo y a medida que crecen, los adolescentes desde los 16 años, pasan a tener una mayor responsabilidad a través de un traslado divertido, responsable y seguro impulsado por electricidad, ya sea con el uso de monopatines, e-bikes y motos.

Gracias a estos medios de transporte los más jóvenes adquieren habilidades físicas y sociales y a su vez introducen el concepto y los beneficios de la movilidad eléctrica en su vida diaria.

En ese sentido esta adaptación hacia nuevas tecnologías motiva cada vez más a los jóvenes a elegir novedosas formas de moverse, más aún cuando son fieles a una serie de hábitos sostenibles que van en concordancia con sus ideales.

Ello implica un cambio en las opciones de compra y por supuesto una oportunidad de mercado en cuanto al renting o bien comercialización de estos tipos de vehículos a través de ofertas que en el corto plazo deberían ser más accesibles.

En ese sentido las entidades bancarias cumplen un rol esencial en cuanto a facilitar la adquisición de estos medios urbanos de transporte a través de tasas preferenciales y/o a través de promociones especiales con el objetivo de viabilizar su compra, generando además una contribución en sus políticas de sustentabilidad hacia la comunidad.

Por otro lado identificar e incorporar las necesidades de las nuevas generaciones en el desarrollo de infraestructuras de circulación adecuadas es hoy en día un compromiso de gobiernos y sector privado.

Todo ello implica afrontar el reto de estar atentos a sus hábitos para responder a sus demandas de movilidad urbana y para ello también es imprescindible crear espacios de educación y conocimiento sobre las diversas formas en las que se mueven.

Facilitar el acceso de los jóvenes a modelos de transporte cero emisiones de corta distancia implica un primer paso en apostar hacia un cambio cultural con impacto en el desarrollo de las energías renovables e industrial dentro del sector en el largo plazo.

En conclusión las diversas opciones que ofrece la micromovilidad son cada más relevantes en la decisión de compra de los jóvenes que ven en la movilidad eléctrica una oportunidad para mitigar el impacto ambiental y reducir sus gastos de traslado, pero para masificar su uso será necesario crear los mecanismos necesarios que faciliten su acceso.

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