En mi rol comercial, muchas veces me encuentro con clientes un cuanto abrumados al ver el tremendo cambio que viene en relacionado con el transporte, la movilidad, los servicios y la energía, y es que todos los que estamos de cierto modo vinculados a la electromovilidad vemos con muy buenos ojos la celeridad con que se han dado las cosas, pero pocas veces nos detenemos a pensar en cuán difícil y vinculante será transitar esta evolución que mezcla tantas áreas y actores como pocas veces se ha dado en alguna transición anterior.

Entonces entre la búsqueda de respuestas y el avance acelerado de las cosas, debemos buscar la punta del hilo para no perdernos en el camino, tenemos una industria automotriz expectante a que la infraestructura de carga esté más disponible, tenemos la infraestructura esperando que circulen más autos eléctricos para poder crecer en puntos de carga; además existe una industria eléctrica preocupada por la demanda futura y una industria de generación limpia creciente para sustentar una demanda aún insuficiente, pero por el costado y avanzando, tenemos una industria muy pocas veces observada y que ha contribuido en la transición desde hace mucho tiempo: la micromovilidad eléctrica.

Desde mucho antes que pensáramos en el acceso general a movilidad eléctrica comenzaron a aparecer vehículos eléctricos de pequeñas dimensiones y con un uso muy aplicable a las grandes ciudades donde el tráfico se vuelve un problema, así vimos aparecer patinetas, scooter, bicicletas y hasta pequeños triciclos de carga, que funcionaban con baterías recargables.

“En un tiempo muy corto vehículos pequeños y eficientes están alejando a los usuarios de alternativas pesadas e ineficientes. En muy poco tiempo, los patinetes compartidos y las bicicletas sin docks han captado a casi 500 millones de usuarios, haciendo de la micromovilidad la adopción tecnológica más rápida de la historia”, asegura el grupo de organizadores de la conferencia de micromovilidad en enero en San Francisco encabezado por Horace Dediu, un reconocido analista de la industria tecnológica.

Entonces, finalmente cuando tengo que responder la pregunta de por donde partir en electromovilidad, siempre digo: partamos por lo más accesible, lo más cómodo y lo más masivo.

Tanto para la última milla, como para vehículos compartidos, como aplicaciones de renting la micromovilidad introduce a la población general a incursionar en el mundo de vehículos eléctricos y nos permite avanzar paso a paso hacia la transición definitiva de la movilidad eléctrica.

Eduardo Quezada Araya

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