Argentina | Opinión
martes 30 de agosto de 2022
Opinión: Los urgentes mitos por desterrar de la electromovilidad
Alejandro Göttig Consultor de Movilidad Eléctrica y Procesos de Transición Energética.

Esta nota podría titularse también: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”, frase popularmente atribuida a la obra Don Quijote de la Mancha. La frase ilustra bien lo que sucede con la electromovilidad y las tensiones que se generan con los actores o sectores que abogan por otras tecnologías preexistentes, abonando supuestas inconveniencias de la movilidad eléctrica y alimentando falsos temores que obstaculizan su progreso.

Sin embargo, queda también en evidencia el desconocimiento que tenemos sobre esta obra literaria donde esta expresión no existe en ningún lugar de ella, sin quedar del todo claro dónde o cuándo nació la confusión. Del mismo modo, frecuentemente olvidamos el enorme desconocimiento general que hay sobre la electromovilidad, dando lugar a ciertos mitos o leyendas urbanas que se propagan empañando sus muchos beneficios.

A partir de esto, se vuelve fundamental que todos los que estamos en el ecosistema de la movilidad eléctrica tengamos presente este hecho, y que tratemos de despejar estas falsas ideas todas las veces que tengamos la oportunidad de hacerlo. A continuación, dejo un breve “ayuda memoria” con los 3 principales mitos que necesitamos erradicar urgentemente:

  • Mito 1: Nuestra matriz energética no está preparada, no soportaría la conexión de vehículos eléctricos. Falso. Es fácil engañarnos con la imagen de los cortes de luz por sobrecarga del sistema en los días de mucho calor. Sin embargo, a nivel global, alrededor del 70 al 80% de las recargas se dan cuando los vehículos están parados en las horas de la noche, ya sea en su domicilio, cochera o patio de flota.
    Y justamente, es en la noche o la madrugada cuando la red eléctrica se encuentra en “el valle” de consumo, son las horas de menor demanda de todo el sistema. Por lo tanto, en general la infraestructura eléctrica cuenta con excedentes nocturnos que ahora serán aprovechados para la carga de vehículos eléctricos.
    Más allá de eso, para tener un caso con datos concretos, la Secretaría de Energía de Argentina presentó en 2019 los Escenarios Energéticos 2030 y estimó que un hipotético parque automotor eléctrico de casi 1,2 millones de vehículos en el país (visto hoy por muchos como algo ambicioso, por cierto) consumiría 3,24 TWh, apenas 1,5% de la demanda eléctrica. Es decir, el impacto es casi insignificante para la red, al menos en su primera década.
  • Mito 2: La electromovilidad no tiene sentido con una matriz mayormente fósil. Error. Aún cargando un vehículo eléctrico de una red eléctrica con energía de origen mayormente fósil, el ahorro de emisiones es significativo, excepto que la electricidad provenga exclusivamente de la generación con carbón que no es el caso de ningún país latinoamericano.
    Tomando como ejemplo nuevamente Argentina, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba calculó que un vehículo eléctrico alimentado con la red nacional evita alrededor del 70% de las emisiones de CO2. El estudio se realizó comparando las emisiones de los modelos Renault Kangoo a gasolina, diesel, GNC y eléctrico, y aplicando a este último los datos oficiales de emisiones generadas por la red eléctrica argentina, cuyo origen todavía es altamente dependiente de las turbinas de gas.
  • Mito 3: Primero deberíamos tener una red de carga. Infundado. No se instalarán masivamente redes de cargadores públicos si no hay vehículos eléctricos que requieran sus servicios, ni tampoco los usuarios dependen tanto de ellas, ya que como dijimos antes la gran mayoría de las recargas son domiciliarias y nocturnas.
    Sin dudas que tener cargadores rápidos en las vías troncales entre ciudades grandes hacen una diferencia notable para recorrer distancias largas, pero no es lo usual para el conductor promedio. El grueso de los traslados particulares son urbanos y menores a 50 kilómetros diarios, sin necesidad de recarga. Nuevamente, podemos ver el desconocimiento que hay sobre el uso de estos vehículos.

Podríamos seguir con la lista, hay varios más, pero tomemos estos tres como los principales para hacer foco. La premisa debe ser: ciudadanos informados, no atemorizados. Seamos activos y no esperemos que esto se transmita por derrame, seríamos irresponsables si no hacemos nuestra parte en abrir los ojos al mundo a la mejor tecnología de movilidad disponible para el clima y las personas.

Tenemos una crisis climática en la puerta, debemos evitar que se agiten esos falsos fantasmas, creados por estos nefastos mitos populares (a veces intencionales) que solo dilatan la llegada de un futuro sin emisiones. Podríamos disponer de una movilidad libre de gases de efecto invernadero, libre de emisiones de material particulado al aire y libre de contaminación sonora.

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