En el mundo actual los índices de crecimiento de los desechos electrónicos han alcanzado un 21% desde el 2019, únicamente un 17,4% de estos residuos se recogió y recicló, significando que el oro, la plata, el cobre, el platino y otros materiales recuperables de alto valor se vertieron o quemaron en su mayoría en lugar de recogerlos para su tratamiento y reutilización, lo cual podría contribuir inmensamente en dinamizar ambientes sociales y económicos a nivel mundial.

Para el 2030 se estima que este crecimiento alcanzará un total de 74 millones de toneladas métricas, convirtiéndolos en el flujo de desechos de más rápido crecimiento en el mundo, impulsado principalmente por tasas de consumo más altas de equipos tecnológicos, ciclos de vida cortos y pocas opciones de reparación.

Aunado a lo anterior, la introducción de vehículos eléctricos, a nivel Latinoamericano, se calcula entre 2.5 millones a más de 4.1 millones de automóviles entre el 2021 y el 2030, lo cual se traduce en 445,000 toneladas de baterías que llegan a su final de vida útil para este último año.

Estos escenarios ponen cada vez más de manifiesto una imperiosa y verdadera conciencia colectiva de la sociedad en general que permita mejorar las tasas de recolección y reciclaje de todos estos residuos.

Es en este sensible vértice donde las marcas, a través de sus fabricantes e importadores, deben adoptar una enérgica posición proactiva, contribuyendo económicamente al financiamiento de planes de recolección separada, participando en el diseño de sistemas eficaces de logística inversa, que resulten en una solución sostenible, donde los valores ambientales se constituyan en su esencia, logrando un posicionamiento funcional y emocional en las mentes y los corazones de los consumidores, expandiendo su participación de mercado y la preferencia por su marca.

La Economía Circular viene a constituirse como el nuevo fundamento estratégico para que las marcas logren incorporar este tipo de mentalidad en su sistema medular, rompiendo los paradigmas del reciclaje tradicional, convirtiendo ¨la basura electrónica¨ en una nueva fuente de bienestar colectivo mundial.