Argentina | Opinión
jueves 30 de septiembre de 2021
Opinión: ¿Hemos llegado? no aún, pero definitivamente estamos en el camino
Nicolás Capello Director de Vulletic.
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La movilidad eléctrica se ha convertido sin dudas, en uno de los principales bastiones en la lucha contra el cambio climático.

Todas las miradas apuntan a 2030 como un año crucial, un quiebre o punto de inflexión definitivo hacia la adopción de la movilidad eléctrica como forma o modo de transporte.

En este sentido recientemente el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, estableció por decreto el objetivo de que en 2030, la mitad de los automotores nuevos que se vendan sean eléctricos y de “emisión cero”. La norma fija la “meta de que 50% de todos los automóviles de pasajeros nuevos y camiones ligeros vendidos en 2030 sean vehículos de emisión cero”.

Similares disposiciones se encuentran en análisis en la Unión Europea. Según ha publicado Bloomberg, en aquel continente se ha propuesto que solo se vendan autos eléctricos a partir de 2035, como parte de un plan sin precedentes para alinear su economía con objetivos climáticos más ambiciosos. El plan exige reducir en un 65% las emisiones de automóviles y camionetas nuevas a partir de 2030; y de un 100% a partir de 2035. Lo anterior significa que los países que integran Unión Europea solo comercializarán vehículos nuevos totalmente eléctricos.

Como parte de este plan de prohibir la venta de vehículos con motor de combustión interna, se tiene previsto además crear una amplia red de estaciones de carga y los países europeos deberán tener centros destinados a estos fines cada 60 km en autopistas y estaciones de hidrógeno cada 150 km .

¿Y qué sucede en Latinoamérica? Veamos:

La comisión de Constitución y Justicia del Senado de Brasil aprobó un proyecto de ley para prohibir que circulen vehículos nafteros y diesel a partir del año 2030. La iniciativa propone que por las calles del país vecino sólo puedan transitar vehículos movidos por etanol y electricidad.

Chile ha planteado como objetivo de su Estrategia Nacional de Electromovilidad lograr que el 40% de los vehículos particulares y el 100% de los vehículos de transporte público sean eléctricos para el año 2050, aportando así a las metas de eficiencia energética y mitigación de gases de efecto invernadero, contribuyendo a mejorar la movilidad y la calidad de vida de las personas.

Por su parte la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica de Colombia ha trazado como objetivo definir las acciones que permitan acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica, teniendo como meta la incorporación de 600.000 vehículos eléctricos a 2030.

En Argentina por su parte la Ley de Movilidad Sustentable impulsada por el Gobierno Nacional ha estipulado la prohibición de fabricación de vehículos que funcionen propulsados exclusivamente por motor de combustión interna desde el 1 de enero del año 2041.

Como se observa existe a nivel global, como así también regional una visión respecto de que la electromovilidad es una herramienta útil para reducir la emisiones y combatir el cambio climático; consolidándose estrategias para el desarrollo de una movilidad limpia y sustentable a partir del año 2030 y consolidándose hacia el futuro.

Según Bloomberg NEF´s Economic Transition Scenario la venta de vehículos eléctricos de pasajeros crecerán de 3 millones en 2020 a 66 millones para 2040, así las ventas de vehículos eléctricos representarán dos tercios de las ventas de vehículos para 2040.

Oportunidades para la región y su impacto económico.

Este escenario no solo implica para nuestra región un impacto en el cuidado del medio ambiente sino una oportunidad de recuperación y desarrollo económico. Según el Foro Económico Mundial, solamente en Europa la movilidad eléctrica creará más de 1 millón de puestos de trabajo en manufactura de autos eléctricos, infraestructura de recarga y sus respectivas cadenas de valor para el año 2030.

La economía en cascada que puede generar el desarrollo del sector produce un efecto multiplicador a lo largo de toda la cadena que no solo aplica a la producción de automóviles u otros vehículos eléctricos. Esto impacta también en la producción de baterías, manufactura de equipos de carga, su instalación y mantenimiento producción, generación y distribución de energía (principalmente de fuentes renovables), y servicios intermedios de movilidad o moblity as a servicie (MAAS)

Las oportunidades son múltiples para una región que busca posicionarse como protagonista de este camino que implica un cambio de paradigma, construyendo alternativas de valor para  un mercado en franca expansión.

 

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