Chile | Opinión
jueves 15 de octubre de 2020
Opinión: Hemisferio equivocado
Andrés Barentin Presidente de AVEC
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Durante los últimos meses me ha tocado ser parte de un evento memorable, la gestación e implementación de un Electroterminal desarrollado íntegramente por empresas chilenas. Esta nueva maravilla de la electromovilidad es una estructura con carga en marquesina para 110 buses en simultáneo y de los más grande del mundo.

Todo este proceso me llevó a revivir la creación y puesta en marcha de los primeros electroterminales que se construyeron en Chile el 2018, en los que se innovó en todo lo que se podría pensar y esperar. En países distintos a China hay pocos desarrollos de este tipo para operar con grandes flotas de vehículos eléctricos.

De estos procesos previos salieron múltiples ideas y conceptos que hoy se utilizan en diferentes partes del mundo.

A partir de estas experiencias me llama la atención lo mucho que se difunde y lo poco que se atesora y valora la innovación y emprendimiento que nos caracteriza, al menos en electromovilidad.

Más allá de las grandes empresas, existe un ecosistema bastante nutrido de emprendimientos y pymes enfocadas en electromovilidad total o parcialmente, que se esfuerzan por tener un lugar en el mercado y mostrar el abanico de soluciones que poseen.

En esta línea podemos ver las múltiples empresas que están promoviendo vehículos eléctricos de diferentes tipos, desarrollados en nuestros países, pero que el financiamiento, más las regulaciones han dificultado su aparición y que probablemente con apoyo económico, podrían desarrollar un producto de alto estándar, como sucede en países del hemisferio norte, donde empresas de ese tipo recibe aporte por muchos millones de dólares.

Podemos encontrar por ejemplo, empresas que han trabajado en sistemas de gestión de flotas y recarga para vehículos eléctricos, las cuales han podido ir colocando sus productos de a poco en el mercado latinoamericano, donde compiten con soluciones extranjeras (europeas, estado unidenses, orientales, indias e israelitas) en desigualdad de condiciones, ya que estas soluciones han sido apoyadas y subvencionadas por sus países para la internacionalización, cosa que poco o nada ha sucedido en nuestros países.

Existen emprendimientos interesantes en nuestro país, tal es el caso del proyecto que desarrolló un sistema de gestión de recarga inteligente, basado en grupos de cargadores, con operación integrada a los vehículos eléctricos.

Todo esto, que es considerado una innovación y el corazón de la operación de los electroterminales de hoy en día, el año 2017 fue considerado con un nivel bajo de innovación por uno de los organismos de fomento de mi país y descartado, posiblemente por no estar formulado utilizando la terminología que utilizan las empresas consultoras (a las que las pyme no tienen acceso), para formular un proyecto financiable por los organismos estatales.

Las dificultades son muchas, pero aun así tenemos ecosistemas resilientes, que siguen creando e innovando. Por otro lado, las grandes empresas están comenzando a darse cuenta, que al hablar de electromovilidad, America Latina tiene mucha experiencia y capital en innovación.

Los gobiernos han empezado a mover de a poco los engranajes, que en muchos casos son insuficientes e ineficientes, pero ayudan. Todo esto, permite ver una luz de esperanza. A diferencia de otros mercados, America Latina podría exportar conocimientos y valor agregado, a diferencia del foco actual, que consiste en los recursos naturales para fabricar vehículos.

Por eso, invito a todos los actores locales que muevan toda su energía para fomentar la electromovilidad con políticas orientadas al valor agregado, sobre todo en momentos en los que es necesaria la creación de empleo en actividades innovadoras y amigables con el medio ambiente.

Fuera de China, acá es donde nace el conocimiento de las flotas de vehículos eléctricos… Actuemos y por esta vez no nos quedemos mirando el hemisferio equivocado.

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