Argentina | Opinión
miércoles 05 de octubre de 2022
Opinión: Electrificación del sector Agrícola: ¿Tendencia o Necesidad real? Oportunidades para el futuro
Gabriel Madero Experto en Industria de la Movilidad y Cofundador de MIRAIICO.
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La movilidad eléctrica (electromovilidad) es una realidad que está rápidamente ganando importancia en vehículos de pasajeros, buses y micro movilidad. En el caso particular de la industria agrícola también hubo avances. El equipamiento utilizado actualmente en el agro es muy probable, como en autos de pasajeros, que esté cerca de alcanzar sus límites de optimización con la tecnología actual.

Por este motivo, la electrificación está ganando importancia, aparte de las ventajas medioambientales, y ya muchas empresas de fabricación de equipos agrícolas estén invirtiendo recursos para desarrollar y probar motores eléctricos y baterías para poder reemplazar en un futuro los sistemas de propulsión convencionales.

La duración y autonomía de las baterías en condiciones y entornos adversos es sin duda un reto desde el punto de vista tecnológico, el cual puede encontrar una solución temporal en los vehículos híbridos.

Por otro lado, la industria del agro ya lleva mucho tiempo produciendo su propia electricidad a partir de sistemas de energías renovables, como los fotovoltaicos, lo que representaría una ventaja dado que tendrían mayor autonomía y control sobre sus costos y capacidad energética.

¿Tiene futuro la electrificación en el sector agrícola? ¿Sería posible utilizar tractores eléctricos o híbridos?

Según algunos expertos, un tractor híbrido apenas podría aprovechar la función de «recuperación» para recarga de las baterías generando pequeños beneficios de eficiencia, lo que no implica que se utilice como tecnología de transición.

Sin embargo, las maquinarias eléctricas puras podrían ofrecer ventajas considerables respecto a un motor de combustión Diesel, dado que se podrían diseñar maquinarias más compactas con mayores prestaciones y menor peso, adicionalmente de los ya conocidos beneficios medioambientales.

Recientemente, John Deere presentó un tractor compacto eléctrico que permite cortar más de 10.000 m² de césped con una carga de batería que dura 4,5 horas. Además de un alto rendimiento para esta actividad, los clientes se benefician de costos de mantenimiento muy bajos. Las aplicaciones potenciales son principalmente donde se requieren bajos niveles de ruido y una operación libre de emisiones.

El desafío radica en poder cumplir con requisitos de potencia elevados y tiempos de funcionamiento largos para tareas más complejas. Los tractores, por ejemplo, se utilizan durante muchas horas seguidas y necesitan de mucha potencia y, por tanto, energía. Adicionalmente, los tiempos de carga de las baterías todavía son relativamente largos, lo que representa otro obstáculo.

En 2011 en Agritechnica en Hannover, se presentó un tractor motorizado a hidrógeno, con celdas de combustible que entregan mayor potencia, por lo que el hidrógeno sin dudas podría llegar a ser una solución y la fórmula para vencer todos los obstáculos.

Tractor eléctrico y autónomo, una realidad que está llegando…

El nuevo concepto de tractor eléctrico y autónomo ya fue presentado por John Deere. Es una unidad de accionamiento eléctrica muy compacta con una potencia total de 500 kW y puede equiparse con ruedas u orugas. Gracias al accionamiento eléctrico, no hay emisiones operativas y los niveles de ruido son extremadamente bajos. Como ya mencionamos, las ventajas incluyen el bajo desgaste y bajo costos de mantenimiento.

Los beneficios de la electrificación en el agro no solo representan una alternativa al motor de combustión interna, sino también jugarán un papel importante en la sostenibilidad del ecosistema agrícola, incluyendo el cuidado del medio ambiente y el bienestar animal dado que un sistema de propulsión libre de emisiones y silencioso supone beneficios para la salud de los animales (reduce considerablemente el nivel de estrés de los animales especialmente sensibles al ruido) y de los humanos. Y adicionalmente, se evitaría cualquier tipo de contaminante de la combustión interna que pueda afectar los cultivos.

Para que dichos beneficios se puedan capitalizar, se deben vencer múltiples desafíos, al igual que otras industrias que están avanzando en la electrificación:

  • Mejorar la arquitectura del vehículo y la gestión térmica de los componentes eléctricos.
  • Implementar sistemas de monitoreo y diagnóstico contante.
  • Evaluar el impacto del volumen, peso y costo de las baterías
  • Lograr fiabilidad y rendimiento de los componentes eléctricos en un entorno rural (p. ej., vibración, nivel, suciedad, etc.)
  • Desarrollar una cadena de suministro/valor y soporte técnico aún no capacitado;
  • Desarrollar una infraestructura alrededor de la máquina eléctrica, como los sistemas de carga o cables.

En términos de resultados y aplicación real, aún se encuentra en una etapa muy experimental. Eventualmente en el medio plazo, las fuentes de energía eléctrica coexistirán con las convencionales de motor, toma de fuerza, hidráulica y de tracción.

Incluso si los motores eléctricos se han utilizado en vehículos y otras aplicaciones durante mucho tiempo, existe aún la necesidad de un mayor desarrollo en aplicaciones de trabajo pesado. El tamaño compacto, la eficiencia de la energía en una amplia área operativa, la gestión térmica, su control y la fiabilidad son aspectos importantes para solucionar. Además, el almacenamiento de energía eléctrica es un factor clave para el éxito de la electrificación en el agro.

A pesar de ello, hay que tener claro que el motor diésel, biodiesel y otros combustibles convencionales seguirán desempeñando un papel importante durante mucho tiempo porque ofrecen una opción robusta, fiable y conocida a un precio competitivo.

Para que la electromovilidad siga desarrollando avances en el agro, es fundamental que se mantengan las inversiones en I+D y evaluar nuevos conceptos para identificar los beneficios y la mejor solución para los agricultores.

Es importante entender que la electrificación va a ser un factor habilitador para una nueva arquitectura de vehículos para hacer frente a los desafíos del futuro. Otros factores importantes como regulaciones, estándares, incentivos e infraestructura de carga jugarán un rol fundamental en la determinación de la adopción de electrificación. La creación de infraestructura requerirá el apoyo de subsidios gubernamentales para los agricultores (como ya existen para otros combustibles) con el fin de implementar una visión completa de la agricultura inteligente 4.0.

En conclusión, mientras no existan mayores restricciones de emisiones de CO2 y avances tecnológicos para sobreponerse a los desafíos planteados, parece que los tractores y otras maquinarias agrícolas seguirán funcionando con combustible diésel fósil dado que no existe una necesidad real. En el mejor de los casos, el biocombustible o el metano de las plantas de biogás podrían ser una opción. La tendencia de electrificación todavía está muy lejos de lograr algún tipo de avance o implementación aceptada de formas masiva, sin embargo existen oportunidades para el futuro una vez solucionados los desafíos planteados.

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