Costa Rica | Opinión
martes 03 de enero de 2023
Opinión: Descarbonización: Tendencia prioritaria para el transporte
Claudia Díaz Acosta Consultora para la División de Transporte del BID.
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En las últimas décadas, el transporte enfrenta retos complejos que demandan importantes transformaciones. De forma cíclica se generan tendencias —o conciencias— que movilizan al sector en conocimiento y trabajo operativo cada vez más sofisticado para aportar soluciones que mejoran no solo la movilidad, sino también la calidad de la vida de las personas.

La igualdad de género en el transporte es un buen ejemplo de esto. Al principio era un tema exógeno y muy difícil de entender para nuestro rubro; sin embargo, hoy día se promueve con conciencia, naturalidad y sobre todo con resultados palpables, como en Bogotá por ejemplo, que van más allá de los beneficios de transporte.

Esto mismo, y a propósito de la COP27, que está teniendo lugar en este momento, debe ser inminente en el sector debe y enfocarse en generar un cambio transformador para su contribución en la implementación del Acuerdo de París.

Cambio climático: una prioridad para el sector

En la actualidad la agenda de cambio climático es y debe ser nuestra prioridad. Quiero tomar el ejemplo de Costa Rica, y su proyecto de reformas públicas hacia la descarbonización, para reflexionar sobre sus oportunidades y retos.

Costa Rica ha sido innovador en temas ambientales al promover estrategias para un desarrollo sostenible, como lo son los Pagos por Servicios Ambientales, su matriz de energía renovable y el turismo inteligente basado en el capital natural.

En 2018 propuso una estrategia ambiciosa para descarbonizar la economía del país que requiere abolir el uso de combustibles fósiles y alcanzar el nivel más bajo de emisiones para 2050.

Para lograrlo el Plan Nacional de Descarbonización (PND) define potenciales políticas públicas y actuaciones concretas para todos los sectores de la economía; incluyendo el sistema energético, transporte, industrias, manejo de residuos, agricultura y otros.

El transporte es el principal generador de emisiones debido al rezago que enfrenta en servicios e infraestructura. La flota vehicular del país, dominada por vehículos privados, se ha triplicado en los últimos 30 años. Además, el funcionamiento vehicular depende primariamente de hidrocarburos.  El transporte público urbano puede mejorar sustantivamente con una reorganización de rutas y reforzando sus estándares de calidad; y el transporte de carga se caracteriza por ser antiguo y altamente contaminante.

En respuesta a este escenario, el PND dedica 3 de sus 10 objetivos estructurales a repensar el transporte y buscar oportunidades de mejora. Particularmente, propone el desarrollo de un sistema de movilidad basado en transporte público seguro, eficiente y renovable, y en esquemas de movilidad activa; y la transformación de la flota de vehículos ligeros y transporte de carga a cero emisiones.

Apostando por la electromovilidad

La electrificación del transporte es una alternativa clara y de bajo costo para la descarbonización de Costa Rica. Principalmente porque el sector eléctrico del país es casi 100% renovable.

Existen casos exitosos de electrificación del transporte en países de la región; como los Buses eléctricos RED (Santiago de Chile), o el  Sistema de Transporte Público (Bogotá, Colombia).

En la actualidad, acorde con la etapa inicial del PND de Costa Rica (2018-2022) ya hay resultados inspiradores:

  • Pilotaje de buses eléctricos en al menos 2 rutas de transporte público urbano,
  • Implementación del pago electrónico, que es la semilla para la modernización del transporte público.
  • Instalación de cargadores rápidos y semi-rápidos para transporte público y privado.
  • Consolidación de una red vial que haga viables los modelos de operación vehicular, no solo más eficientes sino seguros.

La experiencia generada en estos años advierte del enorme potencial que, tanto el transporte como la infraestructura vial, tienen para contribuir positivamente con el cambio climático; para materializar un escenario posible de descarbonización.

Lo cierto es que —como en casi cualquier otra esfera— no es la infraestructura por sí sola la única responsable de un escenario con menores emisiones; sino que con mejoras tecnológicas y regulaciones eficientes del uso de esta y de la actividad económica implicada, el sector catalice su ruta hacia la descarbonización y la mejora de nuestro ambiente.

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