¿Somos realmente conscientes de la importancia de crear ciudades justas y accesibles?

No hay dudas que el diseño de las ciudades impacta en cómo se relacionan sus ciudadanos y cómo se desarrolla la actividad económica y social. Por ejemplo su funcionalidad y adaptabilidad para personas con discapacidad física son relevantes y necesarias para un traslado más accesible.

Pero por sobre todo se debe considerar el desarrollo obligatorio de una infraestructura disponible que permita a todos los ciudadanos, sin distinción de edad y de movilidad reducida, tener la oportunidad de disfrutar de los espacios y usos de las diversas formas de transporte, facilitando de esa manera la interacción y la participación en comunidad.

Las ciudades que tienen en cuenta a sus habitantes incorporan mejoras como ser semáforos acústicos y mapas táctiles para personas no videntes, parques para niños con movilidad reducida, avisos luminosos para personas sordas, rampas o sistemas de sillas mecánicas especiales para evitar pendientes o escaleras, asientos reservados en el transporte público, cartelera de lectura fácil y con sistema braille, cajeros automáticos adaptados para todos, aplicaciones especialmente diseñadas que son de ayuda para moverse por la ciudad, entre otras.

En cuanto al traslado individual de personas existen varias opciones como ser los handbikes, triciclos y scooters eléctricos diseñados para adaptarse a los espacios urbanos donde es posible su circulación.

Otro frente que es necesario abordar es del sector turístico, especialmente en sus centros de mayor concurrencia a través de una adopción de medidas para personas con mayor necesidad de accesibilidad que garantice un mejor disfrute durante su recorrido y uso de instalaciones.

Foto tomada por Diego Cosentino en una situación cotidiana.

En conclusión el diseño de ciudades inclusivas deben ser una de las principales consideraciones dentro de la planificación urbana, permitiendo un entorno que garantice una movilidad más accesible para todos sus habitantes.