Chile | Opinión
miércoles 26 de enero de 2022
Opinión: Abrir los ojos en la infraestructura de recarga EV para el sector inmobiliario
Francisca Bahamondes Encargada de Marketing y Comercial de Enérgica City.
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Hace poco terminamos la primera versión de la Aceleradora de Electromovilidad Inmobiliaria (AEI), un programa que busca acercar la electromovilidad a desarrolladores inmobiliarios de edificios residenciales, comerciales y mixtos, patrocinado por la CChC, la CDT, el Ministerio de Energía y auspiciado por Lipigas.

En ella tuve la oportunidad de comprender más la industria y por qué hoy, pese a todas las estimaciones que existen respecto a la penetración de los autos eléctricos, estos aún no están incorporando de forma masiva la habilitación de puntos de carga para este tipo de vehículos.

Las proyecciones nos hablan de que en tres años aproximadamente un auto eléctrico costará lo mismo que uno a combustión y que la mayoría de la carga de autos eléctricos se realizará en los hogares y otro tipo de infraestructura privada como centros comerciales y oficinas.

Pese a lo anterior, conversando durante tres meses con distintos desarrolladores en la AEI, hay varias barreras comunicacionales e informativas que hay que derribar para empujar aún más la inversión de este tipo de “agregados” en los proyectos que están realizando.

En primer lugar, a pesar de que un proyecto que se realice el día de hoy y que estará habitable para el año 2025 -cuando exista paridad de precios entre un vehículo eléctrico a uno a combustión-, los inversionistas de proyectos de arriendo o multifamily no están solicitando este tipo de características.

¿Por qué ocurre esto? Una de las principales razones es que no conocen los modelos de negocio que pueden aumentar la rentabilidad futura de su inversión como la venta de energía eléctrica como cliente libre, servicio de carga pública en estacionamientos de visitas del inmueble, mayor plusvalía de los departamentos y estacionamientos, entre muchos otros.

Sumado a eso, cuando nos juntamos con las empresas del sector nos dimos cuenta de que en este rubro existen varios mitos y que dejar el edificio “preparado para la electromovilidad” consistía en poner cargadores en un % importante de los estacionamientos cuando no necesariamente es así. Las empresas de energía también han hecho su trabajo informando que tener un cargador es un “must” para lograr ese cometido pero hay soluciones mucho más simples que pueden ser un primer paso para avanzar en este tipo de transiciones y que agregan valor a los clientes y usuarios finales del proyecto.

Esto me lleva a la segunda barrera que tiene que ver también con el conocimiento y expectativas existentes en el mercado: los clientes hoy no están pidiendo estacionamientos para vehículos eléctricos pese a los beneficios que les puede traer a futuro.

Para hacerse una idea: hicimos una breve encuesta y muchas personas están pensando en que de aquí a los próximos 5 y 10 años su próximo vehículo será eléctrico y un edificio tiene una vida útil calculada en aproximadamente 50 años. En ese período de tiempo el dueño o usuario del inmueble se verá enfrentado a la problemática de dónde cargar su auto. Es un inconveniente que tendrá sí o sí pero que hoy no lo percibe pues no se imagina que la electromovilidad está a la vuelta de la esquina.

Si no tiene cómo cargarlo en su hogar tendrán que desviarse de su ruta pero con un tiempo de carga mucho mayor puesto que tendrá que cargar su auto entre 40 minutos y 2 horas en la estación de servicios, ¿y si hay fila? ¡Ni hablar!

Cargar un auto eléctrico con la infraestructura adecuada puede ser tan simple como dejar conectado el celular en la noche antes de irse a dormir pero el consumidor no sabe siquiera que existe esa posibilidad. Y si no sabe que existe, ¿cómo va a exigirlo?

Ahí es donde es clave, además de avanzar en la tecnología, mejorar la comunicación de los beneficios que puede tener un estacionamiento EV para que la ciudadanía, personas naturales e inversionistas empiecen a demandar estos atributos.

Los autos eléctricos junto a la infraestructura adecuada (porque esto debe ser una experiencia completa e integrada) entregan cero emisiones de gases y ruido (por lo tanto entornos más limpios y tranquilos), comodidad, seguridad y ahorro de tiempo (no ir a la estación de servicios), ahorro económico (el costo de cargar el vehículo en el hogar es más barato, y bajo ciertos modelos de negocio incluso se pueden disminuir los gastos comunes de la comunidad del edificio), mayor plusvalía del estacionamiento al proyectarse un incremento considerable en el uso de vehículos eléctricos en Chile y la región.

Como parte del equipo ejecutor de la primera Aceleradora de Electromovilidad Inmobiliaria e Ingeniero Comercial especializada en Marketing puedo decir que hoy estamos presenciando la transformación de un sector y la apertura a nuevos modelos de negocios pero que aún no han sabido aprovechar al 100% esta tendencia.

La electromovilidad puede ser un valor agregado para el sector inmobiliario pero el desafío está en identificar a los stakeholders, inmobiliarias, inversionistas del sector y claro que consumidores y usuarios finales, comunicarlo como un gran bloque, como industria, de forma simple y eficaz para poder acelerar la transición a una movilidad eléctrica masiva y democrática.

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