Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), explicó que no hay una mesa de diálogo formalmente constituida y que sí es posible “promover la normalización técnica a nivel región”.

De hecho, se ofreció personalmente a participar y pone a disposición a los equipos de la organización para facilitar una normativa general.

Fue durante el I Foro Internacional “La electromovilidad en el Ecuador, oportunidades y desarrollos” convocado por la Asociación Ecuatoriana de Movilidad Eléctrica y Sostenible (ASECMOVEL) con apoyo de Portal Movilidad.

En este contexto, afirma: “En esto no solamente tienen acción desde el lado de los generadores de políticas como ministerios sino también las agencias reguladoras que cumplen un rol fundamental en los mercados”.

Hace un tiempo en el Mercado Común del Sur (Mercosur) existía un grupo de normalización técnica que se abocaba a los temas de interacción entre países pero ya no sesiona más.

Por tal motivo, considera que es posible transpolarlo a la interoperabilidad de los vehículos eléctricos así como se logró un acuerdo con las etiquetas de eficiencia energética.

Según Blanco, dos organizaciones que también pueden colaborar son la Comisión Panamericana de Normas Técnicas (COPANT) y la Asociación Iberoamericana de Entidades Reguladoras de la Energía (ARIAE).

En ese sentido, manifiesta: “Las plataformas existen, la clave es cómo llevar estos temas de electromovilidad a discusiones desde el punto de vista de armonización y de normas técnicas”.

Vale mencionar que OLADE actualmente representa a los ministerios de energía de 27 países. Su principal objetivo para lo que queda de este año y a futuro es lograr la integración, desarrollo sostenible y seguridad energética de la región. Como así también generar interoperabilidad entre los países.

En este marco, Javier Peón, presidente de la Asociación Latinoamericana de Movilidad Sostenible (ALAMOS), refiere: “Lo interesante es buscar una interoperabilidad que permita la apertura de sistemas de manera que el estándar escogido no acabe condicionando la elección final del vehículo por parte del consumidor”.