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lunes 05 de diciembre de 2022
Ni sushi, ni paella: Valencia investiga «baterías de arroz» para coches eléctricos
El Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) de Valencia se ha embarcado en el desarrollo de silicio sostenible a partir de la cascarilla de arroz para usarlo en el diseño de ánodos de mayor capacidad para baterías de litio. Aquí: ¿Será esto un antes y un después en la innovación para electromovilidad?
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Cuando en un proyecto se combina la reutilización de residuos y el desarrollo de un nuevo material energético sostenible se obtiene como resultado un claro ejemplo de economía circular aplicada al campo de la energía.

Exactamente esto es en lo que está trabajando el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) de Valencia: la utilización de cascarilla de arroz para baterías de litio de coches eléctricos.

Esta investigación cuenta con larga data.

En los laboratorios valencianos se ha diseñado una tecnología que permite transformar el dióxido de silicio que se encuentra de forma natural en algunos residuos de origen agrícola, en uno que tiene las propiedades adecuadas para ser empleado en la fabricación de estos componentes claves para los vehículos electrificados. 

“Este elemento va ser el nuevo grafito. La hoja de ruta ya está estipulada por los expertos y de manera muy próxima esta tecnología será el paso intermedio para unas futuras”, asegura Ivan Adell, investigador del área de química del Instituto Tecnológico de la Energía y coordinador del proyecto.

Sinclair es el nombre de la iniciativa que cuenta con el apoyo de la Generalitat Valenciana a través de la Consellería de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital mediante convenio de I+D dentro de las ayudas dirigidas a centro tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Expediente: CONV 22/DJINN/11).

¿Beneficios para la electromovilidad? Muchos, pero el principal es la mejora en el rendimiento de las baterías.

Según detalla Adell, actualmente estas están formadas grafito, pero la capacidad máxima teórica que tiene ya la hemos alcanzado y son las que se ven en el mercado.

El máximo a llegar es de 372 miliamperios lo que desembocó la búsqueda de nuevos materiales que puedan dar más capacidad. 

¿Para qué? para tener más autonomía.

Es así que llegan al silicio,  ya que puede dar un respaldo teórico de 4.200 miliamperios, siendo de entre 2 y 10 veces más que el grafito.

Asimismo, en un contexto de crisis energética y de suministros para la industria de la automoción, la solución llega en un momento clave para abrir puertas a una nueva fuente de suministro basada en la sostenibilidad, el reciclaje y la proximidad.

“La idea es depender menos de la importación de terceros países en este caso al hablar del sector automotriz, aquí en la Unión Europea necesitamos al continente asiático, entonces ante este contexto surge la idea de buscar materiales de fuentes locales o al menos, cercanas”, comenta el especialista.

El mismo ha validado una nueva fuente de materia prima a través de residuos de tipo biomásico de proximidad como es la cascarilla de arroz, que usualmente se pueden ver cultivos en la región española.

Esto permite valorizar un punto problemático para el sector agrícola. Pero esto no se queda allí.

Además, han detectado otros desechos, como los restos de poda o residuos procedentes de la depuración de aguas con alto contenido en SiO2, que también pueden ser empleados en la tecnología Sinclair.

Otro punto importante es que esta tecnología está basada en procesos que requieren de una menor temperatura en comparación con los métodos tradicionales empleados actualmente para sintetizar este tipo de materiales para baterías, representando un ejemplo de mejora de la eficiencia energética y, con ello, un menor coste que la transformación habitual.

Actualmente la investigación se encuentra en un proceso de protección, el cual ya ha asido chequeado en laboratorioes y en el próximo tiempo podría ser probado en empresas del sector de la automoción y electromovilidad.

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