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viernes 24 de junio de 2022
Mónica Araya: “Tenemos que pensar en la fabricación de baterías y en la creación de un clúster»
Araya resume cuáles fueron los puntos más importantes que se trataron en el EVS35 realizado en Oslo, entre el 11 y el 15 de junio. ¿Cuál es su postura?
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Mónica Araya es asesora especial de la iniciativa “Champions Climate” de la COP26 y “Distinguished Fellow” de la Fundación ClimateWorks donde es asesora de la campaña global Drive Electric.

La discusión público-privado es fundamental para el desarrollo de toda la cadena de valor. En este evento, quedó demostrado que se está trabajando en el debate sobre cómo integrar la fabricación de baterías, el desarrollo industrial y el rol estratégico de la producción.

Si bien Araya considera que es positivo avanzar en esa dirección plantea que el debate actual es más profundo.

Por lo tanto, en diálogo con Portal Movilidad explica cuáles son, a su criterio, los puntos más importantes desarrollados en la conferencia en Oslo.

¿Qué mensajes o conclusiones le resultaron del evento?

Me quedaron muchísimas impresiones, pero te cuento tres para resumir. Primero, me llamó la atención cómo hubo un giro desde el tema de movilidad, venta de autos e instalación de estaciones de recargas, a un tema muy concreto que son los clusters para crear cadenas de valor, baterías y componentes más sostenibles, creación de empleo y de capacidades.

Este tema ya está avanzado…

Esto ya está muy aterrizado y los nórdicos se dieron cuenta que ahí tienen oportunidades para venderle al mundo tecnologías avanzadas. Entonces, me llamó la atención la claridad que hay en el sector más avanzado, ya sea desde los que producen vehículos, los materiales para esas baterías, ciudades que quieren baterías más limpias, más circulares, con cadenas de valor o más transparentes.

Esto ya no es tabú. Incluso, hasta invitaron de Amnistía Internacional para que se hablara abiertamente de algunas preocupaciones que existen con respecto a la minería. Pero sin drama, muy orientado a soluciones.

¿Y la segunda impresión?

Me pareció muy acertado el formato de unir voces, sentar a todos los actores de esa cadena, desde el que vende el cargador o el vehículo hasta el que tiene el dinero en el banco.

Me encanta esta forma de tener diálogos donde hay una capacidad de ponerse de acuerdo en cosas muy concretas, como decir que es lo que tenemos que hacer en una determinada cantidad de años, sin importar quien esté gobernando. Esto me parece importante para no ser siempre víctimas de los vaivenes políticos que en América Latina tienden a ser de un extremo al otro.

¿Cuál es el tercer punto?

Aunque tener reuniones por zoom y viajar menos tiene ventajas para el ambiente y la calidad de vida, verse en persona definitivamente tiene muchas ventajas. Tomar un café, las recepciones, las cenas, contar un chiste, abrazarse, ver gente que uno no ha visto en dos años, oír una charla y poder hablar con esa persona. El evento confirma eso.

Es importante el networking cara a cara…

Tiene grandes ventajas volverse a ver en persona. Me pareció muy positivo que estuviera un grupo de Chile, porque este país ya prohibió la venta de vehículos contaminantes a partir del 2035. Eso les dio mucha visibilidad porque tienen litio y una estrategia.

También estuvo la Directora de la Asociación Costarricense de Movilidad. Eso significa que un país pequeño está tratando de entender cuáles son las oportunidades. Entonces, uno empieza a ver regiones y empresas que antes estaban completamente ausentes.

¿Cómo hacemos en Latinoamérica para tener una política pública industrial y, al mismo tiempo, generar oferta y demanda?

América Latina no puede empezar de cero este 2022. Sabemos que el mercado por sí solo no va a lograr los ritmos de crecimiento que necesitamos. Entonces, la lección número uno es que hay que crear políticas públicas y poner una señal muy clara con fechas y calendarios.

¿Esto se está escuchando en las conferencias?

Todavía no. Todo se queda en conversaciones técnicas y no logramos poner sobre la mesa una idea concreta, a excepción de Chile. Para poder acelerar esto necesitamos decidir a partir de que año se va a vender solo tecnología cero emisiones. Pero, aun hay quienes se resisten a la idea de poner esos calendarios. Esto no puede ser tabú.

Ya algunos países pusieron fecha límite…

Europa ya dijo que a partir del 2035 en 27 países no va a haber ventas que no sean eléctricas. En la mayoría serán baterías, pero probablemente también habrá modelos de pilas de combustible.

¿Y la lección número dos?

El punto número dos es hay que tener un pilar muy claro de involucramiento del sector privado, esto no puede quedarse solo en discusiones de estados. Tiene que haber capacidad del sector privado, de quienes venden los vehículos y de los que están interesados y sepan hacer infraestructura. Y no me refiero solo a los cargadores individuales, sino a las estrategias de recarga inteligente.

¿Por ejemplo?

Los europeos exigieron a las empresas chinas que cuando traigan sus vehículos, es el vehículo el que se adapta a Europa y no el cargador al vehículo. En cambio, en Costa Rica buscamos cargadores que se adapten a lo que viene de China. Y esa no es la vía óptima para crecer.

¿América Latina les dejó alguna lección?

De Latinoamérica aprendimos que el arranque de las flotas de buses de Chile que marcaron un hito en la región vino por una innovación financiera, no por un plan del Gobierno en abstracto. Llegaron a 100 buses mucho más rápido que si hubieran tratado que cada vocero comprara el bus y tuviera que financiarlo. Finalmente, entendimos que si no nos ponemos las pilas va a ser demasiado tarde.

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