Chile | Vehículos Eléctricos
lunes 21 de marzo de 2022
Luces y sombras de la Estrategia Nacional de Electromovilidad en Chile
El objetivo de la Estrategia es acelerar el desarrollo de la electromovilidad en Chile. Alineados con las metas internacionales, a nivel nacional aseguran que se están adquiriendo las mejores prácticas y experiencias para una masiva incorporación de la tecnología en el país.
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La Estrategia Nacional de Electromovilidad vigente en Chile fue aprobada y publicada el pasado 28 de febrero luego de haber sido sometida a un proceso de consulta pública.

Con una división en cuatro ejes estratégicos y 13 lineamientos, se hace cargo de un plan de trabajo con 54 acciones a desarrollar entre los próximos cuatro o cinco años.

“Me gusta que tuvo carácter más claro participativo que le da legitimidad y visibilidad al tema, es bueno porque el Estado no puede funcionar solo, tiene que hacerlo con actores privados y esa vinculación es clave”, comenta Miguel Ángel Pelayo Serna quien en este artículo desvelará lo que considera como luces y sombras del plan de acción.

“Tiene ejes mucho más claros y estructurados de una manera más objetiva y aterrizada”, observa en comparación con la estrategia anterior el abogado, experto en regulación y política pública y MPP Candidate, Oxford University.

Además, destaca como relevante el eje número 3 sobre investigación y capital humano.

Entre las metas, la estrategia propone que al 2035 el 100% de las ventas de vehículos livianos y medianos serán cero emisiones; el 100% de las ventas de transporte público (buses, taxis y colectivos) serán cero emisiones; y el 100% de las ventas de maquinaría móvil mayor serán cero emisiones.

Sobre esto, Pelayo aprecia: “Creo que todavía se puede apretar un poco más el acelerador”. El experto considera que con el nivel de crecimiento del mercado automotriz de Chile es adecuada la meta pero admite que a su criterio acá hay una sombra: “Tiene que ir acompañada de una estrategia de descarbonización de la matriz del transporte porque la señal está dada pero los vehículos convencionales van a estar por lo menos diez o quince años más dando vueltas”.

“La señal está dada al que vende, pero falta la que va orientada al consumidor”, advierte.

Por otra parte, destaca la acción de electrificar el transporte público no solo en Santiago sino también en las regiones.

“Hay un eje aterrizado de lo que hay que hacer en regulación, para mí es el mas importante porque es donde el Estado tiene el monopolio”, argumenta Pelayo al tiempo que sostiene que faltan detalles de cómo insertar la electromovilidad en la ley de portabilidad.

Asimismo, a su juicio, indica: “Falta tratar de ver cómo generar incentivos para el despliegue de la infraestructura de carga”. A los usuarios le hacen falta incentivos más claros y no solamente de los de tipo monetario.

Para el especialista será fundamental para la introducción de la movilidad eléctrica el rol de la carga inteligente.

En definitiva, considerando la pandemia, el conflicto mundial actual, la posición geográfica de Chile y que no es un país productor natural de petróleo y gas, la resiliencia energética de los países es clave. Sobre esto, Pelayo apunta: “Va a ser un desafío para el nuevo Gobierno el cómo poder poner más fuerza a este proceso de transición”.

Finalmente, entiende que en la estrategia se plantean medidas de carácter exploratorias, está claro el qué, el cuándo, el quién, pero el cómo está abierto y es ahí donde entra el terreno de la política y la transversalidad de la estrategia por la legitimidad que le da el haber sido realizada de una manera abierta, técnica y participativa.

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