En Colombia rige el Decreto Único Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible N° 1076 de 2015 el cual unifica todas las normativas vigentes respecto al cuidado del medioambiente.

No obstante, en ese momento la movilidad eléctrica era muy incipiente por lo que no contempla específicamente a las baterías de los vehículos eléctricos. Esto hace que exista un vacío legal respecto a la exigencia de la licencia ambiental para su manejo.

“De una manera generalizada el decreto menciona las categorías almacenamiento, acumuladores y activos eléctricos por lo que encajan allí estas operaciones de segundo uso de baterías exentas de la licencia ambiental dado que no se desmantelan las unidades”, explica Pablo Castellanos, director legal y fundador de Batx, a Portal Movilidad.

En tanto agrega: “La reutilización y el reacondicionamiento no necesitan licencia ambiental si es que el dispositivo seguirá prestando servicio para los cuales fue diseñado originalmente, el almacenamiento. Esto es porque no se considera un residuo sino un activo que puede ser comercializado libremente”.

Por lo que se considera que el hecho de que la segunda vida no esté regulada no es necesariamente negativo. “Colombia se rige por un principio general del derecho en el cual las personas pueden hacer lo que no está expresamente prohibido y el Estado solo lo que esté expresamente permitido”, indica.

No obstante, sí es una operatoria que requiere el establecimiento de incentivos y promoción a través de regulaciones para garantizar un cierre de ciclo correcto.

La recepción de las baterías por parte de los comercializadores debería formar parte del servicio post venta, si bien con los automóviles sucede, muchas veces con vehículos de micromovilidad no.

El procedimiento que lleva adelante Batx es, primeramente, la evaluación de las baterías recibidas, pequeñas reparaciones y encontrarles un nuevo uso acorde al nivel de rendimiento.

Uno de los esquemas vigentes es la compra de esas baterías por un valor establecido de acuerdo a lo producido por la batería en el segundo uso. Esto se piensa dado que a la hora de adquirir la unidad no se conoce su estado ni capacidad de rendimiento.

“Hay empresas muy interesadas en que las baterías que ellos tienen sean reutilizadas para otro segmento de su operación”, menciona Castellanos.

De los casos de éxitos que sobresalen son: una batería de bus eléctrico que ahora alimenta un hogar en una zona con cortes frecuentes del servicio eléctrico; baterías de carros en una finca para almacenamiento de su propio sistema de paneles solares con el cual se independizó de la red eléctrica local; en un área de conservación se alimentará el sistema de vigilancia con producción de energía solar.