España | Motos
lunes 19 de julio de 2021
La primera start-up de motosharing eléctrico de Canarias supera los 240 mil viajes
Una start-up de motosharing en Canarias ofrece una solución amigable para el ambiente que facilita el uso por parte del usuario: así es como funciona.
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En un momento en que la movilidad privada comienza a ceder terreno a las soluciones de Mobility as a Service (MaaS), Canarias incursiona en el motosharing eléctrico a través de Lovesharing, primer emprendimiento de esta naturaleza en la zona.

Con un área de operación en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife y una flota de 350 motos 100% eléctricas, este servicio cuenta con más de 240 mil viajes en su haber y 22 mil personas que han descargado la aplicación. Una gran parte de este éxito se debe a la gestión de las baterías de los vehículos.

«Es totalmente ajena al usuario, el cual siempre encontrará en la calle las motos cargadas», explica David Formoso Ginzos, COO de la start-up, a Portal Movilidad.

Para ello, Lovesharing cuenta con la figura del «swapper», operarios que con sus propios vehículos eléctricos que se encargan de realizar los cambios de batería necesarios.

Ellos las transportan a los centros logísticos de la empresa, donde a través de instalaciones fotovoltaicas se ofrece un suministro 100% limpio durante la carga.

Las motos del servicio, a su vez, permiten el cambio de batería en la calle. Esto evita la necesidad de moverlas, por lo que al día siguiente se encontrarán cargadas en la misma ubicación en que se hallaban.

«Nos aseguramos de cerrar un ciclo de transporte completamente ecológico, desde que el usuario ha utilizado la moto hasta su carga, en el que no se produce un solo gramo de CO2», puntualiza Ginzos.

Para Lovesharing, este es el valor diferencial del cual se sienten más orgullosos. En lo que va del año, estiman que se han ahorrado emisiones correspondientes a 22 toneladas de CO2.

El objetivo es contribuir a la descarbonización del transporte y a la electrificación de la movilidad de una forma que sea cómoda para el usuario, el cual consideran debe ser el centro de la estrategia.

«Aparte de ahorrar en emisiones, es un gran valor añadido para las ciudades y personas al mejorar la calidad del aire y reducir el tráfico», destaca el COO de la empresa.

En ese sentido, Ginzos considera que el próximo paso es avanzar de cara a pautas que permitan alcanzar todo el potencial de este tipo de proyectos.

El hecho de que cada Ayuntamiento tenga su ordenanza que marca sus propias normas para la gestión de la movilidad compartida y la regulación del estacionamiento puede hacer que las reglas sean muy distintas en cada sector en el que una aplicación de este tipo opera.

«Esto supone un reto porque puede darse el caso de que en una calle se puede aparcar en la acera y a 50 metros no es posible», subraya el experto.

Sin embargo, asegura que hay cada vez más opciones de diálogo con las administraciones, las cuales ve más dispuestas a adaptarse a las nuevas necesidades del ciudadano.

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