La directora ejecutiva gerente de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), Mary Warlick, se expresó sobre la falta de apoyo político para estimular la demanda a nuevos sectores que buscan implementar el hidrógeno verde como combustible.

“Eso incentivará las inversiones para producción de hidrógeno de bajo carbono”, manifiesta la funcionaria, y hace hincapié en que a pesar del progreso que hubo en la materia, aún hay mucho por hacer para llegar al objetivo de las cero emisiones netas en 2050. 

Sobre esto, anima al alcance de un equilibrio y a la integración de las energías renovables. “Implica combinar distintas fuentes energéticas para crear electricidad y otras energías”, menciona.

A su vez, recalca la necesidad de una cooperación internacional para que entre todos los países puedan interceder en el desarrollo de las aplicaciones del hidrógeno verde, lo que ayudará a la activación de los mercados.

Según Warlick, la principal administración de este tipo de combustible sería para poner en común los recursos para Investigación y Desarrollo, mancomunar los esfuerzos regionales y cooperar con el desarrollo de los usos del mismo.

“El diálogo y la cooperación internacional continuado a largo plazo constituirán un elemento clave para la producción de hidrógeno de cero carbono para tener fuentes de energías sostenibles y limpias en el futuro”, explica.

Mientras tanto, destaca el significado de desarrollar tecnologías específicas para el sector minero, ya que serán de gran utilidad para, por ejemplo, generar acero.

“Poner en común estos recursos puede ser muy importante para ayudar a financiar proyectos de gran escala”, adhiere. Este tipo de cooperación también ayudaría a la creación de estrategias para la creación de grandes infraestructuras.

La utilización del hidrógeno como combustible para vehículos y como fuente de energía toma cada vez un mayor protagonismo y el rápido progreso es notable.

En Europa, más de 15 gobiernos ya desplegaron una estrategia completa para implementarlo, y otros países ya están avanzados en la materia. Entre estos últimos se destacan Holanda y Alemania, líderes en movilidad sostenible.

“Queremos situarnos como líderes globales pero para ello hay que avanzar, evolucionando las tecnologías limpias”, señala.

Además, pone como ejemplo el suelo latinoamericano y tilda a la experiencia chilena como “muy vanguardista”.

También sostiene que con los ojos puestos en el 2030 se podrían generar grandes volúmenes de hidrógeno y que América Latina tiene potencial para ser una reserva de este elemento debido a las amplias superficies.