En diciembre de 2018, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) inició el proceso de cambio de su parque vehicular, con la incorporación de 100 vehículos eléctricos. Estas unidades emplean energía renovable del sistema nacional, por lo que no emiten gases contaminantes –como el dióxido de carbono (CO2)– a la atmósfera.
Tras dos años de funcionamiento, los resultados indican que el Instituto logró un ahorro superior a $87.000, debido a que no tuvo la necesidad de adquirir 92.000 litros de combustibles ni los lubricantes que sí son necesarios para el funcionamiento de los motores de combustión.
De igual forma, se evitó la emisión de 200 toneladas de CO2 en el recorrido total de las unidades, que superó 1.100.000 kilómetros en 24 meses, con una inmediata contribución a la mejora de la calidad del aire y a la reducción de la contaminación acústica en las carreteras del país.
“Los datos son satisfactorios y reflejan que el cambio al transporte sostenible es una realidad en Costa Rica. Esperamos que más instituciones y empresas den el paso e inviertan en vehículos que no contaminan y generan ahorros significativos”, explicó Roberto Quirós, coordinador del Programa de Electromovilidad del ICE.
La flota eléctrica del ICE reemplazó a un número idéntico de vehículos de combustión que había cumplido su vida útil. Su tarea principal es apoyar el traslado de funcionarios en tareas administrativas que garantizan la continuidad de los servicios de electricidad y telecomunicaciones.
En este mismo proceso, y como parte del compromiso con el Plan Nacional de Descarbonización, el ICE ha instalado una red con 37 cargadores rápidos y 26 semirápidos, colocados en puntos geográficos estratégicos para garantizar el desplazamiento por todo el territorio nacional.
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