México | Infraestructura de Carga
viernes 16 de octubre de 2020
La experiencia lo ratifica: analizar infraestructura de carga, clave para proyectos de vehículos eléctricos
La transición a la movilidad eléctrica implica cambios. Desde el vehículo y la forma de manejarlo, pasando por el hábito de recarga, hasta la estructura edilicia de las instalaciones, sea en una residencia o empresa.
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Portal Movilidad consulta a Francisco Cabeza, gerente de movilidad eléctrica de Engie México, para conocer la experiencia del usuario frente al primer contacto con la infraestructura de carga en la transición a vehículos cero emisiones.

“En el caso del particular alcanza con la asistencia de un vendedor bien capacitado. Desde nuestro lado implementamos la instalación de un demo en la agencia para explicar cómo conectar el vehículo. Es necesario que los vendedores expliquen dónde se enchufa, cómo, que debe cambiar la pantalla y qué significa cada color”, menciona.

En tanto a las empresas, comenta: “El tomador de decisión deberá adentrarse en todos los detalles en infraestructura de carga. Más eficiente es, más ahorro genera. Muchas veces no pasa por la sensibilización por parte de las empresas proveedoras, a veces es falta de apertura al cambio”.

Las consultas más frecuentes son en torno a la ansiedad de rango, tanto en particulares como en flotas. A estas se suman las relacionadas a los modelos de vehículos más aptos para la operación, según refiere el experto, se debe a que se encuentran con marcas que no conocen y deben validar la calidad.

Por parte de Engie sostienen que todo proyecto de movilidad eléctrica tiene que ser ecológico, pero principalmente lógico porque debe ser rentable económicamente para las empresas.

Francisco Cabeza, gerente de movilidad eléctrica de Engie México

“No todos los consumidores se informan. Conozco casos que han comprado flotas de vehículos eléctricos y cuando los llevaron a cargar no tenían suficiente potencia en el sitio y les costaba 50 mil dólares poder cargarlos, más de lo que se ahorraban”, indica a modo de ejemplo sobre la importancia de la asesoría.

A la hora de la elección de la instalación del cargador y la preparación de la infraestructura de carga hay tres ejes a tener en cuenta: cuál es la potencia que acepta el vehículo, cuánto tiempo se dispone para la carga y de qué tamaño es la batería.

En ese sentido, destaca: “Lo más conveniente siempre será la menor potencia que te permita el tiempo. Más potencia es más dinero. En algunos países están vigentes las tarifas por potencia y cobran por kw/h y no quieres incrementar tu demanda pidiendo cargas rápidas”.

Las flotas de reparto y vehículos particulares tienen muchas horas paradas, eso permite cargar en diferentes momentos y en carga lenta.

“Hay que optimizar. Si tengo 8 horas disponible, utilizo las 8 horas para cargar, no conviene un cargador rápido que la lleve al 80% en media hora. Además, hay mucha diferencia en costos, un cargador de corriente alterna de 43 kw vale en promedio 3 mil dólares y uno de 50 kw en corriente directa alrededor de 30 mil”, ejemplifica Cabeza.

Al hablar específicamente de tipos de conectores aclara: “Depende de la infraestructura eléctrica del país se ve favorecido más un tipo de cargador que otro. Muchos países transportan energía a 120 V y el cargador europeo necesita 220 V, lo que implica la instalación de un transformador y eso eleva los costos. Por este motivo se pide la estandarización”.

“No es comprar un auto e instalar un cargador. Hay que hacer análisis de factibilidad, lo más importante es el tendido eléctrico. Es lo que más hay que analizar de todo este ecosistema”, puntualiza.

Respecto al tiempo de carga, se promedia en 3-4 horas en corriente alterna nivel 2. En corriente directa, dependiendo el cargador y el vehículo, uno de 50 kw puede lograrse el 80% en media hora.

Los conectores más comunes son el SAE J1772, también conocido como J Plug, el conector IEC 62196 Tipo 2 y el CCS de conector único combinado. A estos se le suman el estándar chino GB/T y el japonés CHAdeMO.

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