Movi, la empresa de transporte público de la ciudad de Rosario, convertirá 20 buses a diésel en vehículos alimentados a electricidad para remplazar los que funcionan desde 1994 en la línea K.

Portal Movilidad dialoga con Alejandro Gentile, presidente de Movi Rosario, para conocer los detalles del plan.

Alejandro Gentile, presidente de Movi.

¿Cuáles son los objetivos?

En un principio, buscamos reemplazar la flota de los 20 trolebuses brasileños marca Powertronic de Volvo, que comenzaron a funcionar en 1994 en la ciudad de Rosario, en la línea K.

Una vez completado este objetivo, en el futuro hay posibilidades de pensar en un proyecto más amplio.

¿Cuáles son los plazos?

Actualmente estamos trabajando con lo que denominamos el interno 34, es decir, con la reconversión del trolebús número 34 de la flota. Nos encontramos en la última etapa de montaje de equipos y esperamos probarlo en la vía pública dentro de dos o tres semanas.

Sin embargo, los tiempos son inciertos porque hoy tenemos muchas dificultades para la compra de materiales debido al contexto macroeconómico que atraviesa el país.

Entonces, si tenemos todo para hacerlo, hablamos de un proceso de entre 45 y 60 días por unidad. Pero la realidad es que estamos con tiempos un poco más dilatados.

¿Quiénes trabajan en esta reconversión?

El personal técnico de la empresa, Inventu y la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

En cuanto a la infraestructura de carga… ¿considera la compañía algún esquema de abastecimiento a partir de energía renovable?

Por el momento el proyecto está pensando para utilizar la infraestructura ya existente. Pero no quita que se pueda pensar en una alternativa, que es la movilidad eléctrica a batería. Sin embargo, se trata de un desarrollo posterior.

¿Cómo evalúa la competitividad de los eléctricos?

Actualmente en el país no hay mucha experiencia con el eléctrico, más allá de las líneas de los trolebuses. Tenemos un alto costo de mantenimiento porque son unidades muy antiguas.

El objetivo de este proyecto es bajar ese gasto porque los buses eléctricos contemplan bastantes sistemas auxiliares menos que aquellos a combustión.

Además, el costo de la energía está más bajo que el de combustibles fósiles. Hoy el kilómetro está rondando entre un 35 o 40 por ciento de costo en el eléctrico, en relación al gasoil.

La disminución de costos… ¿Podría verse reflejada en la tarifa del usuario?

Es un poco más complejo, porque la estructura de costos de la actividad cuenta con otros componentes y tiene mucha más influencia lo que es el mantenimiento.

La mano de obra se lleva entre un 60% y 65% de la estructura de costos. Por lo tanto, hay que realizar un buen análisis. Las tarifas están muy retrasadas y, además, en la agenda nacional el reparto de subsidios es inequitativo en relación a la zona metropolitana de Buenos Aires.

El Gobierno Nacional plantea realizar inversiones para estos proyectos…

En la agenda del Congreso está el Proyecto de Ley de Electromovilidad, en el cual se planteó la inclusión de la modalidad de trolebuses. Pero no sabemos finalmente cómo puede llegar a influir en nuestra actividad de operación.

¿Crees que la conducción autónoma sería viable en Argentina?

Las experiencias que hay a nivel mundial son muy pocas y están orientadas más al transporte público dentro de zonas geográficas chicas o predios feriales. Requiere de una red 5G de comunicación y, según lo que he hablado con algunos proveedores de comunicaciones, el país está lejos de poder afrontar un nivel de inversión tan fuerte como para instalar esa tecnología.

Además, el principal desafío que tenemos en el país, tanto para la conducción autónoma como para la electromovilidad, es la infraestructura.