Más de 100.000 vehículos eléctricos ya están matriculados en España, pero aún esa cifra es significativamente inferior a la que se tenía prevista para el cierre de 2022 en el plan de electrificación del Gobierno (120.000). Pasa lo mismo con la red de cargadores eléctricos dispuestos en todo el territorio nacional: apenas hay un tercio de lo que se había planificado tener a estas fechas (17.000 en lugar de 45.000).

Y eso tiene que ver en parte con los altos precios de estas naves, que no están adaptadas a los bolsillos de los ciudadanos comunes sino al de grupos sociales con altos niveles de ingresos y patrimonios.

El alto precio de Tesla

No cualquiera pueda comprarse un Tesla o pagar entre 50.000 y 80.000 euros por un coche. Y con eso en mente, los chinos están ajustando su estrategia europea.

Planean vender autos de entre 4.000 y 20.000 euros aquí para acelerar la electrificación del parque automovilístico español, pero la tarea no es tan sencilla como poner sus unidades en un barco desde China y desembarcarlos acá, o construirlos en su propia planta industrial en Cataluña, tienen que ser certificados y cumplir con las normativas de la Unión Europea para poder competir por clientes aquí con los Volskwagen, los Fiat, los Seat, los Renault y los Peugeot, por solo citar algunos.

Dos de los casos paradigmáticos chinos son los del Chery QQ Icre Cream, que tiene 27 CV, una autonomía que ronda los 150 kilómetros con sus 2,98 metros de longitud y un velocímetro que le permite alcanzar los 100 km/h, y el del Wuling HongGuang Mini EV.

Ambos, al cambio actual, podrían venderse a partir de 4.000 euros y por ello son considerados por muchos como los más baratos del mundo. Cuesta casi lo mismo que muchos de los usados que están siendo ahora tan comprados por la comunidad ibérica en general, en medio de esta crisis económica generalizada. Vale la pena acotar que cuanto más pequeños son, más difícil es hacerles cumplir la normativa de seguridad activa y que tengan una puntuación decente en Euro NCAP.

Homologación complicada

En el caso de llevar a cabo todas las modificaciones para que sean vehículos totalmente homologables en Europa (por seguridad, emisiones, procesos de fabricación, etcétera) los precios ya no son tan interesantes y entran en el terreno del segmento A, donde se pueden obtener coches normalmente mejores.

El QQ Ice Cream sería una alternativa a modelos como el Silence S04 y el Citroen Ami, aunque con un precio mucho más bajo.

Aunque el segmento de los vehículos eléctricos e híbridos enchufables continúa al alza con más de 100.000 unidades vendidas en 2022, España todavía está lejos de las cuotas del resto de Europa. Estos son los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sector.

El crecimiento de las ventas de los coches de baja o cero emisión en el 2022 invita a ver con optimismo el 2023.

Más estabilidad normativa, incentivos más realistas y más infraestructuras de recarga. Esos son, grosso modo, los tres grandes retos a los que se enfrenta el sector de los vehículos electrificados este año.

Los 100.425 coches 100% eléctricos e híbridos enchufables matriculados en 2022 representan un crecimiento del 20,9% con respecto al año anterior.

A pesar del incremento, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE), una agrupación de empresas innovadoras que aglutina a toda la cadena de valor del vehículo eléctrico, advierte que el país está aún muy lejos de los 5 millones de unidades necesarias para conseguir los objetivos de descarbonización planteados de cara al 2030. “Para alcanzar esa meta tendríamos que matricular 600.000 unidades al año”, resalta Arturo Pérez de Lucía, director general de AEDIVE. Eso es prácticamente imposible a estas alturas del partido.