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lunes 04 de octubre de 2021
Estudio desmiente fabricantes de camiones a gas: «Contaminan igual que los diésel»
Un estudio realizado por Transport & Environment indica que los camiones propulsados por gas natural licuado (GNL) no son mejores para el cambio climático que los diésel convencionales y contaminan el aire mucho más de lo que afirman los fabricantes, según indican nuevas pruebas independientes.
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Transport & Environment (T&E) encargó pruebas en carretera para evaluar los efectos contra el ambiente de los camiones a gas natural licuando, concluyendo que contaminan igual que los diésel.

Tras conocerse en el sector, se desató el debate, dado que estos resultados contradicen los compromisos de los fabricantes.

Tras obtener conclusiones de la investigación, la organización planteó que los legisladores sólo deberían apoyar los camiones con cero emisiones, como los vehículos eléctricos de batería.

Asimismo, T&E pide que se eliminen las estaciones de servicio de gas de los objetivos de infraestructura de combustible de la UE y que se ponga fin a las generosas subvenciones gubernamentales para los camiones de GNL en todos los países de la UE.

Según el análisis, el camión S-Way de Iveco emite un 13,4% más de gases de efecto invernadero que su camión diésel Stralis en un plazo de 20 años.

Dado que el metano tiene un impacto de calentamiento mucho mayor que el CO2 en los 20 años posteriores a su emisión, el reciente informe del IPCC señala que su rápida reducción es crucial para evitar aumentos catastróficos de la temperatura.

El ahorro de emisiones del camión de gas en el tubo de escape es insignificante, según la Universidad Técnica de Graz, que realizó pruebas de escape de CO2, metano y óxido nitroso.

T&E analizó el venteo de metano y las emisiones de gases de efecto invernadero en la parte superior. En un plazo de 100 años, cuando el metano es mucho menos potente, el camión de GNL emite sólo un 7,5% menos que el diésel.

Fedor Unterlohner, director de transporte de mercancías de T&E, analizó los postulados del estudio: «Los camiones de gas son un callejón sin salida para reducir las emisiones e incluso agravarán la crisis climática actual. Sólo los vehículos sin emisiones son capaces de descarbonizar el transporte por carretera».

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Con esta información, fue contundente respecto al cambio tecnológico: «Es hora de que las estaciones de servicio de gas se eliminen de los objetivos de infraestructura de la UE y de que los gobiernos dejen de incentivar la compra de camiones de GNL».

El análisis de T&E también ha revelado que alimentar los camiones europeos con gas renovable no es una opción. La demanda de biometano por parte de los camiones en los seis mayores países europeos superaría con creces la cantidad disponible, incluso con generosas subvenciones[1].

El camión de GNL emite más partículas cancerígenas

El camión de GNL también presenta mayores consecuencias en cuanto a las emisiones de partículas cancerígenas en las ciudades y en la conducción rural.

En las pruebas emitió 37 veces más partículas (PN) -incluyendo partículas ultrafinas que penetran profundamente en el cuerpo y están relacionadas con tumores cerebrales[2]- que las que se miden en las pruebas oficiales.

Y aunque el camión de gas obtuvo mejores resultados que el de gasóleo en cuanto a emisiones de NOx, no supuso el 90% de ahorro que afirma el fabricante de camiones[3].

En este sentido, Fedor Unterlohner, expresó dijo: «Los camiones de GNL se presentan como salvadores de la calidad del aire, pero las pruebas demuestran que contaminan mucho más de lo que afirman los fabricantes».

«Además, son mucho peores que el gasóleo en lo que respecta a las partículas más pequeñas y dañinas, incluso en la conducción urbana, donde se utilizan para las entregas. En definitiva, los camiones de gas son otra tecnología de combustible fósil que nunca podrá limpiar el transporte de mercancías», agregó.

T&E ha pedido a los Gobiernos y a los eurodiputados que rechacen una propuesta de la UE para que los países sigan instalando estaciones de servicio de GNL en el marco de la ley de infraestructuras de combustibles alternativos.

Los Estados miembros de la UE, como Alemania e Italia, también deberían poner fin a sus incentivos para la renovación y compra de flotas de camiones a GNL.

También deberían cesar otras subvenciones, como la reducción del impuesto sobre el combustible para el gas fósil en el transporte en toda Europa.

El año que viene, según T&E, la UE debería fijar la fecha en la que todos los camiones nuevos deberán ser de cero emisiones cuando revise la ley de CO2 para camiones.

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