Las baterías de iones de litio retiradas de los vehículos eléctricos (EV) y reutilizadas para el almacenamiento de energía pueden satisfacer las necesidades de almacenamiento de energía del mundo entero ya en 2030, cuando las baterías de vehículos eléctricos reutilizadas de automóviles de pasajeros tendrán un valor de 15.000 millones de dólares a nivel mundial – a medida que aumentan las ventas de vehículos eléctricos y se reducen los suministros mundiales de litio y cobalto, lo que plantea riesgos de suministro a nivel nacional y de toda la industria, muestra la investigación de Greenpeace East Asia.

“Estamos a punto de ver un maremoto de viejas baterías de vehículos eléctricos en China. La forma en que responda el gobierno tendrá enormes ramificaciones para el compromiso de neutralidad en carbono de 2060 de Xi Jinping», expresa Ada Kong, gerente senior del programa de Greenpeace East Asia.

Y agrega que «la política estatal indica que los vehículos eléctricos jugarán un papel central en la reducción de emisiones, y Beijing debe tener en cuenta las altas emisiones de la fabricación de vehículos eléctricos. Lo que hacemos con esta ola de baterías viejas es en realidad una cuestión de miles de millones de dólares y miles de millones de toneladas de dióxido de carbono

GPEA calculó los riesgos de suministro de minerales de la industria de vehículos eléctricos, el valor de reutilización y el potencial de compensación de carbono de las economías circulares para las baterías de iones de litio.

En total, 12,85 millones de toneladas de baterías de iones de litio para vehículos eléctricos se desconectarán entre 2021 y 2030. Al mismo tiempo, se extraerán 10,35 millones de toneladas de litio, cobalto, níquel y manganeso para nuevas baterías. Las proyecciones muestran un aumento de la extracción.

Para 2030, el uso de litio en la producción mundial de baterías será 29,7 veces mayor que en 2018. De 2021 a 2030, la producción de baterías gastará el 30% de las reservas probadas de cobalto del mundo.

China, Japón y Corea del Sur fabrican el 85% de las baterías de vehículos eléctricos del mundo, dependiendo de las importaciones de materias primas. Estos países corren el riesgo de inestabilidad de precios y suministro, riesgos previamente identificados por fabricantes de automóviles como Tesla.

La infraestructura 5G, los centros de datos y el almacenamiento de energía se beneficiarán de las baterías de iones de litio reutilizadas.

Para 2025, los sistemas de energía de respaldo para todas las estaciones de telecomunicaciones 5G de China podrían ser alimentados por baterías reutilizadas. Estas industrias son todas iniciativas de políticas estatales centrales, al igual que el transporte de vehículos eléctricos, que podría permitir la estandarización de los componentes de la batería necesarios para la economía circular. Las baterías para bicicletas eléctricas compartidas es otro uso alternativo.

Si bien los vehículos eléctricos tienen emisiones de bajas a cero, la fabricación de baterías es intensiva en carbono, incluida la minería, el procesamiento, el transporte y la fabricación.

El cálculo de GPEA mostró que la reutilización de baterías puede ahorrar 63,34 millones de toneladas de emisiones de carbono de la fabricación de nuevas baterías. Seis fabricantes importantes representan el 72% del despliegue de baterías para vehículos eléctricos: CATL, Panasonic, BYD, LG Chem, Guoxuan Hi-Tech y Samsung SDI.

“La reutilización es fundamental para la responsabilidad de los fabricantes de mitigar sus emisiones de carbono. Las economías de alto consumo y el descarte provocaron el cambio climático y la explotación de recursos. Para hacer de los vehículos eléctricos una solución sostenible, los fabricantes de baterías y las empresas automotrices tienen la responsabilidad social de apoyar las economías circulares. Y los gobiernos tienen la responsabilidad de exigir el reciclaje y la reutilización de sistemas para baterías de vehículos eléctricos ”, dijo Kong.

Los fabricantes necesitan un 100% de seguimiento y recolección de la batería, mientras que el ciclo de vida de la batería se convierte en una métrica de rendimiento central para el diseño de productos, enfatizando la estandarización y la reciclabilidad.