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martes 30 de agosto de 2022
España «lo aprueba»: Laboratorio descubre un método para mejorar almacenamiento de H2 en vehículos
Un método aplicable a los vehículos que sería revolucionario para darle el empujón que necesitaba el hidrógeno dentro del transporte. Los detalles del estudio realizado en Australia.
El descubrimiento todavía se encuentra en fase embrionaria y queda por desarrollarse.
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Un grupo de investigadores de la Universidad de Deakin, en Australia, ha desarrollado un método revolucionario para separar, almacenar y transportar grandes cantidades de gas en forma sólida que reduce radicalmente su coste y no genera ningún tipo de residuos. 

Esta innovación no solo reduce el gasto energético de refinar el crudo al 90%, sino que también puede ser clave para el futuro del hidrógeno como forma de energía y propulsión del transporte.

Su capacidad para almacenar gases como el hidrógeno puede ser clave para alimentar distintos medios de transporte como camiones o coches

En la actualidad el hidrógeno se almacena en estado líquido -en tanques especiales a temperaturas muy bajas- o a alta presión. Ambos métodos requieren de grandes cantidades de energía y pueden necesitar de químicos peligrosos para el medio ambiente.

“Es un buen avance para almacenar y transportar en sólido, pero para la automoción todavía queda avanzar en cómo liberarlo constante y controladamente”, afirma Emilio Nieto, director del Centro Nacional de Hidrógeno.

El descubrimiento es un método de almacenamiento de gases que supera con creces la capacidad de los materiales utilizados hasta el momento y que se puede usar una y otra vez sin dejar residuos.

Los gases atrapados en un nanomaterial sólido pueden recuperarse mediante un sencillo proceso de calentamiento que devuelve tanto a los gases como al polvo a su estado original, lo que permite su reutilización.

Un sistema de almacenamiento así facilita enormemente el transporte del hidrógeno y su distribución. Además los investigadores piensan que puede tener potencial como combustible para coches y camiones.

“A ver como evoluciona su estudio ya que se basa en un monomaterial poroso absorbente sólido que debe deshidrogenarse con temperatura”, agrega Nieto en declaraciones a Portal Movilidad España.

Los autores de este descubrimiento fueron el Dr. Srikanth Mateti y el profesor Ying Chen.

«También puede tener ventajas en las aplicaciones móviles«, explica Chen en un artículo en The Conversation.

“Es actualmente la cuestión más difícil para la comunidad que trabaja en energía del hidrógeno. Pero si se quiere usar en un vehículo, tenemos que pensar en un tanque o contenedor adecuado; requerirá más trabajo», afirma.

Cómo funciona

Los investigadores han llamado al nuevo método ‘ball milling’ (algo así como molienda con bolas). 

El equipo ha introducido polvo de nitruro de boro -que, según ellos, es ideal porque es muy pequeño, pero tiene una gran superficie de absorción- dentro de una cámara que contiene pequeñas bolas de acero inoxidable y el gas o gases que se quiere separar. 

La cámara va girando a velocidades cada vez mayores, haciendo que las bolas choquen con el polvo y la pared y provocando una reacción que atrapa el gas dentro del polvo. 

Dependiendo del gas que se introduzca, la absorción será más rápida o más lenta, lo que permite ir separando y almacenando los gases uno a uno. Una vez los gases están dentro del polvo se pueden transportar fácilmente hasta que se necesite extraerlos de nuevo. Este proceso, explican, se puede repetir con la formulación actual hasta 50 veces.

El método, aseguran los investigadores, es barato porque funciona a temperatura ambiente y no requiere temperaturas extremas que consuman demasiada energía. 

“Este proceso de absorción de gases por molienda de bolas utiliza unos 77 kilojulios por segundo para almacenar y separar 1.000 litros de gases”, afirma el equipo. 

“Eso es aproximadamente la energía necesaria para conducir un vehículo eléctrico medio 320 kilómetros”. 

El descubrimiento, descrito en un artículo publicado en la revista Materials Today, pilló a los propios investigadores por sorpresa. Srikanth Mateti, uno de los autores del estudio, asegura que tuvieron que repetir el experimento entre 20 y 30 veces antes de poder creérselo. 

«Nos sorprendió mucho ver que esto sucedía, pero cada vez que obteníamos exactamente el mismo resultado, era un momento eureka», explica Mateti.

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