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jueves 31 de marzo de 2022
¿Eléctrico o hidrógeno? Scania elige sus opciones para la transición en camiones
Alberto Linares Amarilla, director de Preventa y Sostenibilidad de Scania Group comenta sobre los planes a largo plazo que tiene la fabricante para que las flotas comiencen a ser eléctricas.
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Uno de los sectores más complicados para adaptarse a la transición hacia la electrificación sin lugar a dudas es el de transporte pesado, por eso las empresas se han establecido objetivos claros para los próximos años.

Durante un nuevo capítulo del ciclo de Personalidades, organizado por Portal Movilidad España, el Director de Preventa y Sostenibilidad de Scania Group, Alberto Linares Amarilla, comenta sobre las metas a cumplir a futuro.

“Todavía no hay tecnología que te permita hacer largas distancias. Pero, por ejemplo, vemos a la pila de combustible en el largo plazo, como solución, si bien no es nuestro principal foco”, comenta.

Scania supone que para el 2027 o 2028 estarán las primeras unidades impulsadas de esta forma.

“Nosotros apostamos firmemente por los vehículos eléctricos por un tema de eficiencia energética y de costes de nuestros clientes”, explica Linares.

Otro de los puntos, son los biocombustibles. “En España no tenemos un suministro de biocombustibles muy potente pero, hay realidades diferentes en Europa como en el norte. Allí, es muy común echar biocombustibles a los vehículos”, argumenta el Director de Preventa y Sostenibilidad.

“En camiones es todo muy reciente, estamos recién empezando, pero tenemos objetivos muy fuertes de descarbonización”, explica Linares.

Una de las soluciones que comienzan a verse son los híbridos-eléctricos en aplicaciones urbanas y regionales que “jugarán un papel representativo”.

“Aparecen tecnologías que pueden dar autonomías para aplicaciones regionales y de media distancia un poco más largas de 300 kilómetros o 350 kilómetros”, comenta Linares. 

Las faltantes en los planes del gobierno

Desde el punto de vista del director de preventa y sostenibilidad de Scania hacen falta tres puntos fundamentales para el desarrollo del transporte de carga eléctrico.

En primer lugar está la falta de infraestructura de carga pública. En España, comparando con otros países de Europa los números de cantidad siguen siendo bajos.

Si se tienen en cuenta también los de carga rápida, en especial los de 250 kWh, hay una faltante todavía más real.

“Hay que impulsar mucho lo que es la infraestructura pública”, comenta Linares.

El gobierno viene trabajando junto con la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) en un plan para alcanzar en 2030 los 350 mil cargadores, de los cuales 8 mil serán puntos de recarga de alta potencia.

En segundo lugar, Linares objeta que se “debe incentivar la compra de estos vehículos industriales” ya que “es una tecnología incipiente que se acaba de desarrollar y es cara”.

De compararse los precios de un camión eléctrico al cien por ciento con uno de diésel, el coste se triplica.

“Hacen falta subvenciones importantes para que nuestros clientes puedan costear sus costes operativos”, explica. 

En el país existe un plan de ayudas a la adquisición de flotas eléctricas que dependen del tamaño de la empresa, rondan entre los 130 mil y 180 mil euros.  

“El plan es muy potente (400 millones de euros hasta abril de 2023) pero tenemos la duda de que se vayan a usar todos los fondos, porque la transición en el transporte de cargas no está siendo tan rápida”, explica Linares. 

Como tercer punto, marca ayudas para la adquisición de infraestructura privada. 

“Cuando un cliente quiera comprar flota, va a necesitar de cargadores para instalarlos en sus muelles de carga y descarga o en sus instalaciones, lógicamente hay un plan de ayudas que dependiendo de la potencia del cargador va a dar una cuantía u otra”, comenta.

La solución que ofrece Scania

Desde la empresa fabricante de camiones se piensa que los cargadores son una fase importante y que “empujan a los clientes a ir a esas nuevas tecnologías”.

La estrategia de Scania no implica solo vender el vehículo, sino también los servicios, la infraestructura que sea necesaria y un estudio al detalle que se le vende al cliente.

“Nuestro foco no es hacer dinero con la venta de cargadores, pero es cierto que la tecnología de carga no nos permite el lujo de dar un vehículo al cliente que luego no va a ser operativo”, comenta Linares.

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