Uno de los principales ejes de discusión entre las medidas adoptadas por España para lograr el objetivo de cero emisiones para el año 2050 es el de la reducción de unidades contaminantes en el parque vehicular.

Entre los ejes que estructuran el ritmo de la progresiva descarbonización de la movilidad se encuentran los acuerdos europeos y sus exigencias para con el país. “Estamos a la espera del nuevo marco comunitario del 14 de julio”, afirma Valvanera Ulargui, Directora de la Oficina Española de Cambio Climático.

En el contexto del evento “Objetivo 2023: Zonas de Bajas Emisiones”, la titular de la Oficina destacó que el actual objetivo para lograr un parque cero emisiones es el año 2040, pero que se deben adecuar los esfuerzos si “la normativa nos lo exige”.

Con la inminente revisión de los estándares para vehículos ligeros y pesados, desde el Gobierno aseguran que buscarán aunar los esfuerzos de forma tal de acompañar al sector “estableciendo objetivos claros”, articulados en tres herramientas: apoyo a las tecnologías renovables, apoyo a la infraestructura de recarga y las Zonas de Bajas Emisiones como medida específica.

“El sector de transporte es clave en la descarbonización de la economía”, remarca Ulargui, quien afirmó que el trabajo debe darse mediante “objetivos claros y voluntad del gobierno plasmada en marcos regulatorios vinculantes”.

Las perspectivas del nuevo marco regulatorio

De cara a un alineamiento más estricto a las reducciones fijadas para el 2030, la UE buscará alinear su economía mediante reformas a los planes de acción climáticos, lo que implica revisiones de estándares y otras medidas.

Entre los puntos clave se esperan nuevos gravámenes a la importación de acero, cemento y aluminio en países con estándares más bajos a los comunitarios, por lo que las importaciones incorporarían los costes del impacto climático.

La Comisión Europea recogerá la docena de propuestas legislativas en el paquete “Fitfor55”. Los aumentos de impuestos para los combustibles fósiles en el sector del transporte se estima funcionarán como gran incentivo a para el cambio de consumo a corto plazo.

La descarbonización del transporte pesado es uno de los puntos clave, la cual se incentivará mediante un nuevo sistema de tasas por carretera basadas en las emisiones de CO2.

Asimismo, los turismo y vehículos ligeros se someterán a una revisión de normas en materia de emisiones para que sean aptos para los nuevos objetivos de reducción del 55% de emisiones para 2030.