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miércoles 16 de febrero de 2022
El gas es la principal “traba” a la movilidad eléctrica
Como ‘destino final’ la electromovilidad ¿es necesaria una ‘transición’? De ser así, ¿qué rol juega el gas? Un análisis de los pasos previos a la masividad del vehículo eléctrico.
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¿Es necesaria una transición a la movilidad? “Depende de las características del parque vehicular actual”, suele ser una respuesta generalizada. Es allí donde se menciona con frecuencia el gas como ‘combustible de transición’.

Es en ese sentido que Juan Carlos Villalonga, presidente de Globe International, analiza: “El gas ya cumplió el rol de transición en Argentina, desde los ‘90. En su mayoría, ya se desplazaron los combustibles líquidos incluso en la movilidad. De ahora en más toda expansión del gas será marginal, de hecho, sería una traba porque hay que comenzar con las inversiones en movilidad eléctrica”.

Ese “trabajo ya cumplido” fue destinar inversiones en infraestructura para el abastecimiento del parque vehicular que estaba actualizándose. Hoy en Latinoamérica los países atraviesan ese proceso, pero con recarga para los vehículos eléctricos y si es con energías renovables, más positivo aún.

Por lo tanto, “en los países donde la tecnología no está desarrollada o consolidada, no tiene sentido apostar por el gas porque dentro de 10 años es vehículo eléctrico o incluso puede llegar el hidrógeno que también requerirá inversiones en estaciones de carga”, sostiene Villalonga en diálogo con Portal Movilidad.

Toda tecnología requiere un plan de despliegue de infraestructura de abastecimiento, por ende, puede ser “negativo” a nivel económico también considerando que muchos países de la región son importadores de gas.

Siguiendo esa línea, sostiene que por momentos hay que correr el eje de la discusión: “En tanto a beneficios al medio ambiente ¿qué beneficios genera? Poco y nada, entonces quieren vender por ‘transición’ una tecnología que quizás a ciertas empresas les resulta más rentable hoy”.

“Las inversiones en gas deben estar muy bien planificadas”, por ejemplo, en el segmento camiones, en países como Argentina que tiene infraestructura acorde “puede tener sentido hoy sumar unidades, para dentro de 10 años cuando termine la vida útil la compra sea de un eléctrico”.

De centrarse netamente en lo económico, ya está comprobado que en buses ya es más rentable el eléctrico. Una flota testigo es la de Blanco y Negro, en Cali, Colombia. Cuando iniciaron operación los buses a gas comparados con diésel daban un ahorro del 21% en el rendimiento del combustible. Comparado gas con eléctrico el ahorro es del 58%.

En 2019 costaba $1399 el metro cúbico de gas y en el 2020 aumentó a $1731. Esto es un 26% más en promedio, una consecuencia de tener el combustible dolarizado en el país.

Por otro lado, la energía licitada se consiguió en costos competitivos y la conexión es a alta tensión lo que permitió en 2019 abonar en promedio $452, en 2020 $407 llegando a noviembre del 2021 a $461.

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