El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estableció el jueves pasado por decreto el objetivo de que en 2030 la mitad de los automotores nuevos que se vendan sean eléctricos y de emisión cero, sosteniendo que el país debe liderar el mundo en automóviles y camiones limpios y eficientes.

En ese sentido, cabe recordar que México mantiene relaciones comerciales muy estrechas con el país norteamericano y para los expertos esto puede significar una gran chance para la proliferación de este segmento automotriz en el territorio, aunque no será una tarea fácil aprovechar.

“En parte es algo positivo por la integración existente de las cadenas de valor entre los coches producidos en América del Norte. En la medida en que esto implique, por ejemplo, que crezca la cuota de mercado de Norteamérica esto eventualmente sería positivo para México”, señala Leonardo Beltrán, experto en movilidad, consultado por Portal Movilidad. 

Sin embargo, aclara: “Pero esto únicamente sería positivo si hay una respuesta inmediata de los diferentes segmentos de la cadena de valor”. 

En ese sentido, explica que si por ejemplo una empresa fabricante, que divide la producción de un vehículo en ambas naciones, va a cambiar su tren de producción o desarrollar uno nuevo, manteniendo el existente, eso significaría que la firma estaría ampliando su capacidad productiva y, por consiguiente, su oferta y demanda laboral. 

No obstante, la inversión necesaria para este cambio puede ser un freno para las empresas, en caso de no existir un respaldo por parte del Estado. 

“La inversión que tiene que hacer la compañía para poder ajustarse a esa nueva demanda potencial es donde el sector privado requiere de ciertos apoyos, como el desarrollo de la infraestructura de carga para vehículos que ya anunció Biden”, indica Beltrán. 

De esta manera, se les facilita a los ciudadanos estadounidenses el acceso a la carga de energía eléctrica, reduciendo costos e invitándolos a formar parte de este nuevo segmento donde los fabricantes deben tener seguridad para continuar invirtiendo. Al mismo tiempo, esto incentivaría a nuevos modelos de negocios en aquellas estaciones de servicio que incorporen electrolineras a sus filas. 

Teniendo en cuenta, entonces, que México es uno de los máximos fabricantes de vehículos a nivel mundial, para Beltrán esta puede ser una buena oportunidad de desarrollar la movilidad eléctrica tan solo si todos los actores de la cadena están dispuestos al cambio y lo hacen en el momento indicado.

“En la medida en la que puedas ajustarte a la nueva realidad, donde se reduce el mercado de combustión interna para darle paso a los eléctricos, tienes una gran oportunidad. México tiene la rueda de tratados comerciales más amplia, pues abre la puerta con América Latina. Entonces, no solo se estaría suministrando a los norteamericanos sino además al mercado latinoamericano y europeo”, cierra Beltrán.