El gobierno costarricense trabaja en tres ejes para fomentar la movilidad eléctrica en el país. Por un lado, comenzar a pensar a Costa Rica como parte de la región Centroamérica a través del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) que permite competir en igualdad de condiciones.

En un segundo punto, la estandarización de los conectores de vehículos. En este caso de eligió GBT, combo 2 y CHAdeMO debido al boom de la tecnología asiática y poder darles la oportunidad a empresas de ese origen de explotar el mercado.

Lo tercero es generar propuestas de negocios. Por eso se piensa en ampliar la barrera en la exoneración de impuestos para que sea más atractivo ingresar un vehículo eléctrico que uno de combustión interna, tanto nuevo como usado.

Cabe recordar que la ley libera de impuestos a vehículos eléctricos de hasta 50 mil dólares, pero un bus cuesta más de medio millón.

Sobre esto, habló Randall Zúñiga, director de Energía del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica que participó del panel Movilidad Eléctrica como Estructuradora de la Innovación Verde en marco del 10º Simposio de Visión y Desarrollo Verde Inteligente, el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Universidad Nacional de Seúl (SNU).

“Ojalá pudiéramos subir el rango a los 100 mil dólares. La intención con esto es poner una restricción a los vehículos que se importan que son contaminantes”, afirma el mandatario.

En este sentido, explica: “La dependencia a un producto energético externo nos hace vulnerables. Si nos sentimos así cuando tenemos que salir a comprar energía al mercado regional, más todavía cuando son varios contenedores con combustible. Allí el país tiene que entrar a un mercado regido por los competidores más grandes y nuestra matriz energética es un 66% dependiente del combustible fósil”.

El objetivo del país es tener un cambio en la visión para que el transporte que es el que más emisiones genera y más combustible utiliza, pase a ser eléctrico.

“La fortaleza del país en energías renovables, en producción de energía limpia y la incorporación de transporte sostenible nos hace menos vulnerables a la economía mundial. No es cerrarse como una isla, somos parte de una región fuerte económicamente”, destaca.

En Costa Rica, según información presentada por la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE), al 27 de octubre la estructura del precio por litro de gasolina está conformada por el 45,8% en impuesto, 32,6% costo internacional del producto, 9,2% margen de estaciones de servicio, 8,3% ganancias de RECOPE, 2,3% subsidios y otros, y 1,8% flete.

Por ello, Zuñiga menciona: “Nos vemos sometidos a unos costos increíbles en gasto de combustible, cada vez que el costarricense carga combustible fósil pagamos una cantidad de impuestos que es altísima para poder sostener otras actividades económicas”.

Estos impuestos representan un recurso económico significativo para todos los Estados Nacionales de Latinoamérica en general y hoy es uno de los principales ingresos.

“La reducción de tarifas eléctricas nos permite incorporar dinero en esas otras actividades que estaban siendo vulnerables por la reducción en los combustibles. Hay que agarrar el dinero y moverlo de un bolsillo a otro, no podemos atacar un problema como la contaminación y dejar otros problemas sociales como son la pobreza y la educación que muchas veces se financian con impuestos. Hay que hacer un balance”, analiza Zúñiga.

En tanto, concluye: “La pandemia nos obligó a ser más creativos y más rápidos. La pregunta ahora es, si dejamos de depender de los combustibles fósiles y nos arriesgamos con las energías renovables ¿Podemos salir adelante? La respuesta es si”.