¿Qué prioridades de gestión está trabajando AEDIVE en españa?

Desde AEDIVE estamos trabajando para impulsar la cadena de valor industrial, tecnológica y de servicios en la movilidad eléctrica a través de la interactuación con las administraciones públicas para el desarrollo de planes de incentivos a la compra de vehículos e infraestructura de recarga, al desarrollo normativo que promueva el despliegue de puntos de carga y el impulso de proyectos vinculados a la industria minera, a la transformación de las flotas, a la renovación del parque móvil, a la sostenibilidad de modelos de negocio asociados a la movilidad descarbonizada, así como al impulso de planes de movilidad eléctrica.

Por el lado de la empresa, actuamos como aceleradores de negocio, promoviendo sinergias entre empresas privadas y público-privadas en el ámbito de la electromovilidad, desarrollando grupos de trabajo en diferentes áreas de actividad y poniendo en valor el potencial industrial, tecnológico y de servicios que existe en España en torno al vehículo eléctrico y su ecosistema.

Asimismo, trabajamos en áreas ligadas a la internacionalización, poniendo en valor el potencial de nuestros miembros asociados en mercados como el latinoamericano y el del resto de Europa.

Pensando en Latinoamérica… ¿Qué barreras podría aprender la región de España para acelerar la curva de aprendizaje?

El principal, asumir desde ya como oportunidad y no como desafío, la revolución que está viviendo el sector de la Automoción y la Movilidad rodada hacia el vehículo eléctrico, compartido, conectado y autónomo.

Al mismo tiempo, buscar una coordinación eficiente entre administraciones públicas y las asociaciones sectoriales y empresas vinculadas en este mercado, con el fin de construir juntos el marco regulatorio, la propuesta de incentivos fiscales, los planes de incentivos y la estrategia de impulso hacia una economía descarbonizada en la que la movilidad eléctrica debe jugar un papel importante no solo por su aportación a la sostenibilidad medioambiental, sino también como eje de eficiencia energética en el impulso de las energías renovables, la generación distribuida y el almacenamiento energético, en un mundo cada vez más demandante del recurso eléctrico.

¿Qué recomendaciones haría a los gremios empresarios locales para acelerar el desarrollo de la movilidad eléctrica en Latinoamérica?

Que asuman con ilusión hacia dónde hay que recorrer el camino y la oportunidad industrial, de competitividad, de empleo que supone la electrificación del transporte. Que busquen espacios de colaboración y encuentro y que huyan de protagonismos e intereses particulares, porque esta es una senda que hay que recorrer juntos, con generosidad y con altura de miras, buscando la coopetencia (cooperación en competencia) para trasladar al mercado las señales adecuadas y por supuesto, hacerlo de la mano de las administraciones, para evitar mensajes contradictorios que enturbien las estrategias que como país y como región deberán tomarse para acompañar a la industria.

¿Hay expectativas por parte de las automotrices sobre el mercado latinoamericano?

Las mismas que las que hay en Europa. Estamos en medio de una revolución en el sector de la Automoción y ello nos saca de la zona de confort a todos, pero es fuera de la zona de confort donde sucede la magia y donde hay que asumir con entusiasmo los retos de esa transformación, que en el ámbito de la movilidad rodada se dirige hacia la electrificación en el transporte de personas y mercancías.

De esa forma, la industria automotriz en Lationamérica no solo logrará reforzarse, sino incrementar incluso su competitividad y capacidad de generación de empleo de calidad, que son ahora mismo claves económicas que fundamentan cualquier estrategia.

¿Cómo impactará el COVID19 sobre la movilidad eléctrica?

Afectará a la movilidad en general y de varias maneras, incluida la no-movilidad o el teletrabajo, pero depende de cómo las administraciones asuman sus estrategias para focalizar esa movilidad en línea con la descarbonización del transporte.