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lunes 24 de mayo de 2021
Convertir la bicicleta a eléctrica ya es más económico que comprar una nueva
Los costos de una e-bike nueva y el desgaste físico que puede conllevar una bicicleta común han encontrado una solución intermedia.
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Con el auge de la micromovilidad eléctrica en la región, muchas empresas y fabricantes encontraron un camino intermedio para fomentar el uso de este tipo de transporte: los kits de conversión. 

Teniendo en cuenta la inversión inicial que implica una bicicleta eléctrica nueva, alrededor de 800 dólares una básica y económica, los kits de conversión se convirtieron en una opción rentable, dado que los precios de los mismos pueden variar entre 430 y 850 dólares. 

Se trata de una alternativa para dar el primer paso hacia la electromovilidad y comenzar a ver a las bicicletas como un medio de transporte más que como un dispositivo recreativo. 

Los kits traen un motor, que se coloca en el centro de la rueda trasera o delantera, la batería y un acelerador magnético. 

De esta manera, la bici se puede manejar de dos formas: como motocicleta, con un acelerador en el puño, o con un asistente de pedaleo. 

A partir de este último, al momento en que el usuario comienza a pedalear, dependiendo del número de asistentes que se haya programado, el motor ayuda con un porcentaje de la fuerza que se ejerce sobre los pedales. 

“En lugar de mandar el 100% de la fuerza, se hace el 70% mientras que el 30% restante lo realiza el motor”, explica Arturo Macías, uno de los dueños de Electropedaleo. 

Y continúa: “Entonces, sigues haciendo ejercicio y ejerciendo fuerza muscular, pero puedes hacer que esa fuerza sea menor. De esta manera, te ahorras problemas físicos como los que pueden aparecer en las rodillas”. 

Según Macías, cualquier bicicleta puede adaptarse con este kit, excepto las de última generación de fibra de carbón. Estos son modelos muy exclusivos que no permiten ese tipo de adaptaciones.

Como se mencionó anteriormente, hay una amplia variedad de costos cuando se habla de kits de conversión. Esto se debe, en especial, a la batería, la cual encarecerá el precio dependiendo el grado de autonomía que tenga.

Además, las importaciones de las mismas son más complejas, teniendo en cuenta que las baterías de litio no pueden viajar por avión, dado el peligro que conllevan. 

“Si bien esto parece un impedimento, en nuestro caso es una protección dado que nosotros fabricamos nuestras propias baterías”, aclara Macías. 

En consecuencia, lo único que sí deben importar son los motores y los controladores que llegan desde China. 

Si bien la demanda de las e-bikes y los kits va en aumento, aún queda mucho camino por recorrer para que los ciudadanos de México logren realmente incorporarlas teniendo en cuenta la fuerte industria automovilística que prepondera.

«En México resulta una incomodidad ante la visión de superioridad que tienen los automovilistas, por una falta de empatía en ocasiones, o por completa ignorancia y egocentrismo en otras, a pesar de las leyes que actualmente protegen a este tipo de movilidad», advierte Macías.

Luego, concluye: «Aún hay mucho por hacer y se espera que paulatinamente haya más promoción tanto privada como a nivel gubernamental, con espacios seguros pensados para la promoción del respeto y cuidado del ciclista».

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