La Plataforma Nacional de Movilidad Eléctrica de Brasil diseña una comisión de financiación con la que sustentará las estrategias de electromovilidad en las que trabaja. 

La PNME se formó en 2020 como un esfuerzo conjunto entre el Gobierno, la industria, la academia y la sociedad civil para identificar objetivos a largo plazo relativos a la movilidad sustentable. 

“La comisión involucra a un equipo de expertos que, al menos, si no tienen la plata saben dónde está”, asegura Marcus Regis, coordinador ejecutivo de la PNME, que agrega: “La financiación es clave, por eso estamos en constante diálogo con el Banco Mundial y el Interamericano de Desarrollo”. 

Según el representante de la PNME, en el “panel estratégico está el Banco de Desarrollo de Brasil que tiene un programa muy relevante para movilidad” y, además, la Plataforma cuenta con articulaciones con otros financiadores nacionales e internacionales”. 

A través de estas alianzas, el objetivo es llevar adelante la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, la cual consiste en siete ejes: gobernanza, componentes, regulación, transporte público y carga, micromovilidad, capacitación profesional e infraestructura y conectividad. 

A su vez, esta se divide y recae en cuatro grupos de trabajo independientes: de buses eléctricos, bicicletas eléctricas, infraestructura de carga y conectividad y de formación profesional. 

Para cada equipo existen co-secretarios, es decir, socios que apoyan a los grupos directamente como el C40, la Universidad de Río de Janeiro, la Asociación de Ingenieros de Automóviles de Brasil, la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ por sus siglas en alemán), y la Comisión de Ciencia y Tecnología (CC&T), entre otros. 

Retos y oportunidades en Brasil

Por medio de la Estrategia Nacional y las divisiones de tareas, la PNME tiene la misión de fomentar la movilidad eléctrica en el país brasileño, donde ha encontrado una serie de dificultades y posibilidades.

Entre los retos enumera:

• La gran diversidad de paisajes urbanos y actividad económica.
• Una gobernanza muy compleja. “No siempre el diálogo entre los distintos niveles de gobierno es fácil. Además, cuando se integra al sector privado y civil, es aún más complejo”, asegura Regis. 
• Políticas medioambientales de innovación e industrial con dificultades.
• La crisis política y económica más grave de la historia por la pandemia de coronavirus. 

Sin embargo, una serie de oportunidades aclara el panorama: 

• Una sociedad civil bien articulada.
• Una capacidad industrial significativa.
• Abundantes capacidades técnicas. 
• Relevancia del país en el contexto global y sobre todo a nivel regional.