Siendo Rusia uno de los principales productores y exportadores de gas y petróleo a nivel mundial, no sorprende el disparo de los precios de los hidrocarburos, tras la invasión de las tropas rusas a Ucrania y el inicio de una serie de sanciones impuestas por el resto de las potencias. 

De hecho, poco después del ataque, el precio del gas natural subió más del 60% en los contratos de futuros de marzo en Europa y Reino Unido, y el barril del Brent llegó a los US$100,04.

Pese a la crisis económica y energética que muchos vislumbran, especialistas aseguran que puede tratarse también de una oportunidad para la utilización de combustibles alternativos en el transporte, donde hace tiempo se puja por un camino hacia las cero emisiones.

“No hay duda de que cuando existen precios altos de petróleo, es la época donde más rápido hay una transición. Pasó entre 2000 y 2008 cuando el precio del petróleo en términos reales estaba más caro que hoy y fue, por ejemplo, el boom de las renovables”, afirma Paulo Farina, ex subsecretario de Energía Eléctrica en Argentina, en diálogo con Portal Movilidad. 

Y agrega: “De hecho, Europa estaba armando todos los incentivos para hacer la transición energética. El costo de carbono más caro del mundo estaba en 60 euros y hoy ya está en 90. En algún sentido, va a acelerarse el liderazgo que tiene Europa en la transición, ahora agregado a una dimensión de seguridad energética”. 

En ese sentido, para Farina este conflicto tendrá repercusión global, pero principalmente en la movilidad de Europa y Asia, donde los países son mayoritariamente importadores de hidrocarburos. 

No obstante, aunque la aceleración al paso de nuevas tecnologías puede sonar positivo, el impacto actual en las distintas economías no será sencillo de sobrellevar. 

“El shock es muy fuerte. Estamos en una situación financiera mundial con dificultades para recuperarse, y en la cual cualquier aumento de la nafta en el surtidor puede generar una explosión social”, advierte el experto. 

Luego, reflexiona: “No se trata todavía de precios imposibles de pagar. Sin embargo, hay demasiadas tensiones post pandemia, lidiar con precios caros de la energía, por más que te va a acelerar al margen la transición, no va a ser fácil”. 

Respecto al gas, Farina piensa que también puede ser un factor que influya en el fomento del transporte eléctrico, pero en menor medida. 

“Transporte a gas hay poco en el mundo. Esto que está pasando, igualmente, puede acelerar algo el traspaso al eléctrico”, indica. 

Y concluye: “Va a haber un impacto en Argentina. La factura que se discute implica que se pase la importación de gas en invierno de 1.500 millones de dólares aproximadamente a más de 4.000 millones. Aún si el conflicto se resuelve rápido y se estabiliza de alguna manera, tampoco va a bajar el precio del gas porque la situación tensa va a durar un tiempo”.