Hace dos meses, la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), lanzó una propuesta académica que busca formar técnicos capaces de aportar a la transición vehicular en el país oriental.

Según comunicaciones de la institución, fueron 11 los estudiantes interesados en iniciar la primera cohorte de la carrera, quienes obtendrían su título hacia noviembre del próximo año.

Portal Movilidad conversó con Mario Pereira, sociólogo, investigador y docente de la UTU, quien arroja las perspectivas a futuro sobre la nueva carrera.

“En un futuro cercano se podrá pensar en que se pueda hacer un curso de dos años para ser tecnólogo de electromovilidad. Luego, en un plazo mucho más largo podría también tener una continuidad y extenderse en más semestres y llegar a lo que es un ingeniero”, sostiene el docente.

Y agrega: “Está todo dado como para que hoy ocurra. Tiene que haber una voluntad de política educativa de seguir implementando, pero yo creo que el mercado va a exigir que haya muchos técnicos. Como sociólogo diría que se va a abrir una puerta bastante importante no solamente para los técnicos de aquí, sino para los de la región”.

A su vez, el investigador no descarta que, luego de la primera camada de egresados, pueda discutirse la incorporación de otras tecnologías como el hidrógeno verde.

“Lo público en lo educativo tiene una caja de velocidades diferentes en comparación con la que manejan las empresas u otros sectores. A veces se hace muy complicado, aunque estamos haciendo el mayor de los esfuerzos”, indica Pereira.

Cabe aclarar que, al respecto de la propuesta académica actual, quienes se encuentran cursando el bachillerato cuentan con tres campos para el ejercicio profesional.

“Se empieza a necesitar técnicos formados en electromovilidad. Es un mundo nuevo en el que se requieren tipos de técnicos según tres campos: el área del motor eléctrico, el de las baterías y el de electrónica”, explica el sociólogo.

La electromovilidad como política social

Pereira ofrece su perspectiva acerca de la importancia de contar con estas propuestas académicas. Para él, la razón de la carrera, además de formar técnicos capaces de abordar las nuevas tecnologías en la industria automotriz, también guarda un componente de inclusión.

“A partir del bachillerato, los estudiantes pueden acceder a pasantías pagas y encontrar su primera experiencia laboral en las empresas donde realizan las prácticas. Para Uruguay es muy importante porque la tasa de desempleo entre 15 a 25 años ronda casi siempre el 20%”, afirma el profesional.

Añade: “Este bachillerato además de una propuesta académica y una solución para el sector productivo también es una política social para la inclusión de jóvenes en un mercado laboral”.

A su vez, en esta dimensión, también se explaya sobre la posibilidad de incluir poblaciones vulneradas a partir de la movilidad sustentable.

“Nosotros trabajamos poblaciones bastante vulnerables y es muy interesante, ya que hay que pensar en la movilidad sustentable inclusiva, que es algo que no se está trabajando mucho. Se vincula con poblaciones que no tienen dinero para sus recorridos y pueden acceder a bicicletas, monopatines y motos eléctricas”, explica el académico.

Y remarca: “Eso no está muy contemplado, pero sí existen soluciones para ellos”.