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jueves 13 de mayo de 2021
Circutor trae su experiencia para proteger las redes eléctricas con un gestor dinámico de carga
Una multiplicidad de carga simultánea puede aumentar los costos y dañar la red de suministro de energía del edificio. La clave para evitar estos inconvenientes.
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Las redes de carga doméstica de vehículos eléctricos es posible que excedan la potencia contratada si poseen muchos puntos de recarga con conectividad simultánea, lo que puede generar una penalización por parte de la compañía eléctrica. 

Es ahí donde entra en juego la importancia de un Sistema de Protección de la Línea General de Alimentación (SPL) el cual evita el fallo de suministro para el conjunto del edificio mediante la regulación de la potencia destinada a la recarga del vehículo eléctrico.

«Si no dispusiéramos de un SPL, se deberían considerar todas las cargas que pudieran derivar de ese parking de recarga conjuntamente con todas las cargas del edificio”, advierte Oihan Goenaga, responsable de producto de la división de Movilidad Eléctrica en Circutor. 

Y agrega: “La carga del vehículo afecta de tal manera a nuestra instalación existente que en muchos casos conlleva a unos costos impresionantes, tanto en la potencia contratada como en la potencia existente”. 

En el caso de la empresa, el SPL que dispone es el Gestor Dinámico de Cargas (DML, por sus siglas en inglés). 

Seis beneficios del DML

1) Protege la línea general de alimentación, permitiendo dimensionar el cableado de la instalación con un factor de simultaneidad del 0,3 respecto al consumo de la red de recarga del vehículo eléctrico. 

2) Minimiza la potencia contratada en la instalación, asegurando a la vez un servicio de recarga adecuado. 

3) Optimiza la gestión de potencia disponible en la instalación para recargar el máximo de vehículos eléctricos en el menor tiempo posible.

4) Monitorizar en tiempo real el estado de la red de recarga.

5) Generar informes de insumos mensuales.

6) Posibilidad de variar la potencia por punto individual de recarga.

¿Cómo funciona?

Se basa en una scada instalada en un controlador, el cual adquiere toda la información de la monitorización del consumo total de la instalación a través de la comunicación con todos los puntos de recarga por medio del CCL1, el cerebro de los puntos de recarga.

A través de toda la información que recoge decide si debe limitar la corriente por fases o las tomas que estén cargando en ese momento. Esto lo hace mediante el modo 3, que se dedica a la comunicación con los vehículos eléctricos en la recarga en alterna. 

De esta manera, le comunican al vehículo el límite de corriente máxima a la que puede recargar. 

“Así, al vehículo eléctrico, que es el gestor que decide cuánta corriente está pidiendo al sistema, se le informa que la corriente máxima que puede solicitar es una y reduce la corriente que está cargando”, explica Goenaga durante el Webinar “¿Cómo monitorizar y gestionar una instalación de recarga de vehículo eléctrico sin aumentar la potencia contratada?». 

Luego, añade: “En esa gestión se consigue disminuir toda la potencia consumida por parte de la red de recarga en ese momento sin pasarnos de la potencia contratada o sin perjudicar la línea general de alimentación”. 

Puntos a considerar

1) La instalación puede ser monofásica o trifásica. 

2) Debe disponer de potencia suficiente para garantizar al menos 8 amperes (1,84 KW) por toma de recarga. “Debajo de este límite se podría considerar que muchos vehículos «se duermen» durante la recarga y por lo tanto la misma no continuaría”, señala Goenaga.

3) Los puntos de recarga a controlar deben colgar del mismo cuadro de distribución. Al respecto, aclara: «De esta manera, se puede realizar toda la monitorización del consumo total porque si no lo conocemos no podemos hacer una gestión adecuada”. 

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