Poniendo como primer factor problemático la incertidumbre que hoy engloba a la electromovilidad en España, el director general de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Nacho Rabadán, reconoce que el amplio marco regulatorio que se ha estado desplegando no es suficiente ya que no da las respuesta que hoy el sector está buscando.

“La intención de inversión por parte de nuestros asociados está, pero el problema es que no saben en qué invertir, no saben cómo hacerlo, ni por qué apostar”, asegura al respecto en el marco de la última edición del ciclo “Personalidades”, organizado por Portal Movilidad España.

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, entre otras tantas regulaciones, imponen que estos actores incluyan puntos de recargas dentro de sus servicios e insisten en que la apuesta debe realizarse por los coches eléctricos, cuando todavía la penetración de estos segmentos no se ha llegado a ver.

Asimismo, al hablar de números el representante de CEEES apela a la comparación entre la cantidad de estaciones de servicios que existe hoy en día en el país versus cuántos coches hay circulando: uno por cada 300 vehículos propulsados por gasolina. Haciendo hincapié en esto detalla que hoy en España hay un cargador para cada seis coches eléctricos.

Frente a esto, sostiene: “El problema no es cuantitativo, no cualitativo. No nos vale solo con poner chinchetas en un mapa, debe pensarse si estos puntos son suficientes, están puestos en lugares estratégicos, si los mismos están bien mantenidos o si están disponibles o no”.

Al respecto destaca el hecho que también debe darse fundamental importancia a que estos puntos de recarga estén instalados en lugares donde realmente se les preste atención y se les pueda brindar un debido servicio técnico ante cualquier falla.

Algo que ven habitualmente es que al estar instalados en lugares como parkings o restaurantes estos no tienen el debido mantenimiento, ya que no se trata del servicio principal que brinda aquel local.

 Por ello, muchas veces el usuario de un vehículo eléctrico llega al lugar y se encuentra con que la estación no funciona.

Es a causa de esto que desde la confección están trabajando arduamente en que los contratos para la instalación de estos artefactos cuenten con un punto que haga un detallado foco en el mantenimiento y servicio técnico de los mismos, para que estos no lleguen a estar largos periodos sin atención y se pueda dar una eficaz respuesta a los usuarios.

Cambios en el modelo de negocio

A la par de esta transición y con el paso de los años las estaciones han diversificado sus ingresos. 

“La tienda que en algún momento supuso sólo una porción del pastel ahora representa mucho más que ello, al igual que lo que sucede con el lavado. Esto significa que todos estos servicios han tomado un papel más importante en las cuentas de explotación de este tipo de negocios”, subraya Nacho Rabadán en este sentido.

Lo que sucede es que los usuarios siguen asistiendo a estos lugares por la recarga de sus coches, pero luego consumen otros productos y servicios que hacen que la rentabilidad que  proviene del carburante o las cargas sea cada vez menor. 

De esta manera, otras actividades no relacionadas con los combustibles hoy han comenzado a brindar una considerable cuota de ingresos económicos.

En el plano puntual de la movilidad eléctrica la rentabilidad «será la que tendrá que ser», ya que desde la confederación plantean el hecho de que si puede imponerse la instalación de puntos pero no fijarse el precio de las recargas. Por lo tanto, esperan poder hacer frente a las millonarias inversiones por medio de la recuperación de la inversión por este medio.