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miércoles 14 de julio de 2021
Büschel: «Las nuevas normas de la UE garantizarán el acceso a los autos eléctricos e impulsarán la infraestructura de carga»
Isabell Büschel, directora de T&E en España, realiza un análisis de la estrategia presentada en el día de hoy por la Unión Europea: "Fit for 55". ¿Cuáles son los pro y los contras?
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El grupo ecologista Transport & Environment (T&E) considera que el plan de la UE de que el 100% de los automóviles nuevos sean vehículos libres de emisiones en 2035 permitirá que todos los ciudadanos puedan adquirir un vehículo eléctrico de forma asequible en Europa.

Los automóviles son responsables del 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero en toda Europa, y la transición de las ventas de turismos con motores contaminantes a vehículos completamente eléctricos es un paso esencial para alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono como muy tarde en 2050. Un nuevo mercado de carbono para los combustibles de carretera podría, si se aprueba, aumentar los precios en unos 5 céntimos por litro para 2028.

La estrategia Fit for 55 publicada hoy acabará asimismo con las exenciones fiscales que disfrutan los carburantes contaminantes empleados en aviación, reemplazará progresivamente éstos con combustibles alternativos verdes y acelerará el despliegue de la infraestructura de recarga eléctrica para camiones.

En contraste con esto, la intensa promoción que ha hecho la UE del gas, un combustible fósil, en el transporte marítimo, lastrará la descarbonización de este sector durante varias décadas.

Isabell Büschel, directora de T&E en España, declara: «Se trata de un punto de inflexión para la industria automovilística y de muy buenas noticias para todos. Las nuevas normas de la UE garantizarán el acceso universal a los automóviles eléctricos y darán un importante impulso a la infraestructura de carga, lo que significa que los automóviles limpios serán pronto asequibles y fáciles de cargar para todos los europeos».

Sin embardo, agrega: «El problema es que los fabricantes solo tendrán la obligación de empezar a vender estos automóviles más limpios en 2030. Nuestro planeta no puede permitirse otros nueve años de grandes declaraciones de intenciones y muy pocas acciones reales por parte de la industria automovilística».

Los turismos y las furgonetas

En la propuesta de la Comisión Europea se especifica que en 2030 los fabricantes deberán reducir las emisiones de los turismos nuevos un 55%, hasta alcanzar el 100% en 2035. T&E ha advertido que será necesario definir objetivos de CO2 intermedios a partir de 2025  para garantizar que los fabricantes aceleren su producción de vehículos libres de emisiones, lo que abaratará los costes y generará más aceptación por parte de los consumidores – como logró Henry Ford hace cien años con el impulso de la fabricación en serie.

En los últimos 18 meses, los objetivos de la UE para 2020-21 han disparado las ventas de automóviles eléctricos y han permitido que muchos europeos hayan podido comprarlos. Sin embargo, T&E advirtió que un objetivo débil de CO2 de -50% para los fabricantes de furgonetas en 2030 no servirá de mucho para impulsar la electrificación del vehículo de carretera con el crecimiento de emisiones contaminantes más acelerado.

La infraestructura de carga

A partir de 2025 se definirán nuevos objetivos para los puntos de carga para automóviles y camiones eléctricos. Conforme al plan previsto, los países de la UE tendrán que garantizar que existe una capacidad de recarga suficiente para el número de coches eléctricos que hay en las carreteras, de modo que los conductores puedan estar seguros de que podrán cargar sus vehículos donde viven y trabajan, e incluso cuando salgan de sus fronteras durante las vacaciones.

Gracias a estos nuevos objetivos de puntos de carga para camiones eléctricos en las autopistas y en las grandes ciudades, los camiones libres de emisiones recibirán un fuerte impulso.

Al respecto, Büschel señala: «Por primera vez la UE está mandando un mensaje claro de que el futuro de los camiones estará libre de emisiones. Está pidiendo a los Estados miembros que empiecen a construir los puntos de recarga que proporcionarán energía a los futuros camiones. Es una fantástica noticia».

La aviación y el transporte marítimo

Como primicia mundial, los aviones tendrán que empezar a utilizar combustibles sostenibles. Se ha anunciado que la UE exigirá en 2030 que el 0,7% de los carburantes para aviones sean electrocombustibles sostenibles producidos a partir de hidrógeno verde, que son combustibles de casi cero emisiones, aumentando a un 5% en 2035.

Por otra parte, las aerolíneas empezarán por fin a pagar impuestos por los combustibles fósiles al igual que hacen los conductores al pasar por la gasolinera.

Por lo tanto, la directora de T&E en España afirma: «Por fin ha llegado la hora de acabar con las exenciones fiscales de la aviación. Pero no basta con empezar a gravar al queroseno con impuestos. Hay que convertir la aviación en un medio de transporte limpio, y la mejor manera de hacerlo es con un mandato ambicioso sobre electrocombustibles verdes que permita iniciar la transición hacia los vuelos sostenibles».

Según la propuesta de la Comisión, el transporte marítimo, el sector menos regulado en términos climáticos del mundo, tendrá que recortar sus emisiones a través del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE. No obstante, T&E ha advertido de que, en realidad, el mandato previsto sobre el combustible marítimo «verde» solo conseguiría impulsar el mercado de gas natural licuado, un combustible fósil, y de los biocombustibles insostenibles, en lugar de fomentar los electrocombustibles ecológicos a base de hidrógeno verde. Incluso los grandes puertos tendrían que gastar miles de millones en nuevas infraestructuras de reabastecimiento de gas.

En ese marco, añade: «Las emisiones del transporte marítimo han estado descontroladas durante demasiado tiempo. La UE va a empezar a obligar a pagar a los barcos que contaminan, pero al empujarlos a utilizar gas y biocombustibles, la cura será peor que la enfermedad. Necesitamos una ley del combustible marítimo ecológico que fomente los electrocombustibles verdaderamente sostenibles como el amoniaco».

Energía, precio del carbono y objetivos nacionales

T&E lamenta que se haya perdido una gran oportunidad con la propuesta de legislación comunitaria sobre los combustibles ecológicos, la Directiva de Energías Renovables. La Comisión planea modificar la manera en que se calculan los objetivos de los combustibles ecológicos, pero no prevé hacer nada para acabar con los biocombustibles producidos a base de cultivos, que pueden generar incluso más emisiones que los combustibles fósiles a los que sustituyen.

En lugar de eso, la nueva legislación establece objetivos insosteniblemente altos para los biocombustibles avanzados y los combustibles de hidrógeno.  La Comisión permite a los proveedores de combustible contabilizar la electricidad renovable para cumplir sus objetivos. Pero, discrimina la electricidad renovable al eliminar la ponderación suplementaria que ésta recibía, reflejando así su mayor eficiencia.

Siguiendo esa línea, Isabell Büschel declara: «La nueva legislación sobre combustibles ecológicos es una oportunidad perdida. Deberíamos deshacernos ya del diésel a base de palma y de soja que están provocando actualmente la destrucción de la selva tropical. En lugar de proponer una cuota completamente irreal para los denominados biocombustibles avanzados, la UE debería promover al máximo el uso de electricidad renovable tanto en turismos como en camiones».

La Comisión también está creando un mercado del carbono para los combustibles utilizados en la carretera y para calefacción cuyo lanzamiento está previsto en 2026. Se estima que esto aumentará los costes del combustible para transporte por carretera para transporte por carretera en 5 céntimos de euro por litro, pero, según el diseño de este plan, la mitad de los ingresos se devolverá a los hogares de rentas bajas.

La Comisión ha propuesto asimismo revisar al alza los objetivos climáticos nacionales dentro del «reparto del esfuerzo», lo que empujará a los Estados miembros a tomar medidas a escala nacional como poner fin a los subsidios para los coches de empresa que utilicen combustibles sucios y respaldar las ambiciosas políticas de la UE.

Finalmente, defiende: «La tarificación del carbono solo tendrá un pequeño papel en la reducción de las emisiones del transporte por carretera, pero tendrá cierta importancia. La propuesta de la Comisión se irá aplicando lentamente con precios del carbono muy bajos y se devolverán los ingresos a las familias de rentas medias y bajas. A pesar de tener un enfoque muy minimalista, el plan se enfrenta a una gran oposición y es posible que se tarden varios años en llegar a un acuerdo».

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