Con el fin de poder ubicar las plazas que cuentan con un conector de las que no, se publicaron diseños específicos con los que deberían contar cada plaza, pero las mismas no suelen estar bien implementadas. 

“Uno de los principales problemas que solemos tener es que las plazas en la vía pública o en los parkings de los centros comerciales no se señalizan adecuadamente”, explica Héctor Rodríguez, secretario nacional en la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE).

Es por ello que en muchas ocasiones se encuentran con que aparcan vehículos de combustión en las plazas de puntos de recarga, y al no estar señalizados correctamente, la policía no puede multarlos ni retirarlos con grúa.

Es por ello que extienden un pedido a los diferentes operadores para que estas ubicaciones estén correctamente diferenciadas.

Según el punto de vista de AUVE, si esto no se hace de dicha manera “no tiene ningún sentido, ya que entran unidades a combustión y se quedan ahí aparcados”.

Asimismo, las limitaciones en los tiempos de las recargas también toman relevancia al hablar de este tipo de plazas. 

Muchas veces notan que los usuarios dejan sus automóviles largas horas, excediendo el tiempo que requiere completar la autonomía de su batería y evitando que se pueda hacer una correcta rotación del punto de carga. 

Es por ello, que en centros comerciales o parkings privados creen prudente que se delimite un tiempo determinado. 

Pero esto no debe hacerse al azar. 

Héctor Rodríguez entiende que esa fórmula debe estar medida teniendo en cuenta la potencia disponible en el punto de carga y el tiempo que se requiere para recargar determinado coche. 

Es así que pone sobre la mesa el ejemplo de Tenerife: “Cargar en dos horas unos 100 kilómetros para una isla que tiene 200 kilómetros de anillos es más que suficiente. Pero lo ideal es contar con una variedad de puntos de carga lenta y rápida”. 

Y aquí es donde nace otra de las necesidades de los usuarios locales de las islas. 

Un requisito clave desde el punto de vista de AUVE es que cada cargador sea de al menos 7 kW para que la rotación de dos horas pueda funcionar correctamente y permita realizar las recargas necesarias. 

La mayoría de los puntos de Santa cruz cuentan con el problema de que poseen una potencia de carga de 3,6 kW, lo que hace que el tema se vuelve un tanto “chungo”. 

Esto hace que cada conductor debe estar hasta cuatro horas en una ubicación para alcanzar los 100 kilómetros de autonomía, lo que termina dificultando una mayor fluidez en la utilización de los conectores.