El nuevo director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Odracir Barquera, indica cuáles son los puntos que México debe trabajar para ampliar el espectro de inversiones hacia la movilidad eléctrica en el país. 

“Somos una potencia automotriz, el séptimo país en el mundo. Estamos hablando de montos importantes -en relación a inversiones-: de Tesla son 4,5 mil millones. General Motors, Audi, BMW y Ford conforman otros 4 mil millones de dólares. Vemos inversiones para la nueva industria automotriz”, indicó el dirigente en conferencia de prensa. 

Y amplía: “Vamos viendo inversiones para la ´nueva industria automotriz´. Como país, nuestro reto es potenciarlas porque podríamos tener más. Eso tenemos que buscar: condiciones para que, en vez de ser 10 mil millones, sean 20 o 30 mil millones, que es por lo menos el potencial que estamos viendo por los cambios a nivel global”. 

¿Cómo se potencian esas inversiones? Para Barquera las claves son dos: el desarrollo del capital humano y la generación de un “un entorno de negocios que otorgue certidumbre”. 

Con respecto al primer punto, desde el sector público se afirma que es un ámbito desarrollado. En relación a la inversión que confirmó Tesla en Nuevo León, una de las razones que esgrime la Secretaría de Relaciones Exteriores para explicar este hito es el nivel de capital humano. 

En ese sentido, desde AMIA se valora positivamente el nivel en este aspecto, aunque expresa cautela. 

“Debemos prepararnos para esa nueva demanda bajo los nuevos componentes que nos trae esta transformación mundial de la industria. Necesitaremos mano de obra calificada, será una nueva industria”, indica el titular de la asociación. 

Y remarca: “Creo que es positivo lo que estamos viendo en términos de los datos existentes, pero debemos ser conscientes de que las condiciones van a cambiar”. 

Con respecto al “entorno que otorgue certidumbre”, el jerarca sostuvo que la última resolución del T- MEC fue positivo. 

“Falta la ratificación del acuerdo global con la Unión Europea y energía suficiente a precios competitivos con fuentes renovables. Esto permitiría que las empresas grandes multinacionales nos vean como un destino donde puedan cumplir sus objetivos ambientales y donde tendrán la certidumbre sobre la capacidad de energía”, explica el director. 

Ante la “ola de inversiones” para la producción de vehículos eléctricos en México, se expresa que es necesario revisar cómo receptar montos mayores para convertir al país en una plataforma propicia para las nuevas tecnologías. 

Con respecto a las ventas, otro es el panorama: la asociación sostiene que el crecimiento es importante pero la representación en el total sigue siendo marginal. 

En diciembre, se vendieron 1.261 vehículos eléctricos. Esto representa más que el total de ventas de cero emisiones durante el 2021 (1.140 unidades). Al cierre del 2022, se detectaron 5.631 rodados vendidos. Comparando en el total de ventas del año, significa una participación de alrededor del 0,5%. 

La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), por su parte, afirma que su perspectiva es que el monto siga creciendo.

“Sin embargo en México no contamos con incentivos fiscales como en otros países, donde se ha tomado a la electromovilidad como una política pública”, sostiene Guillermo Rosales, titular de la asociación. 

Luego, añade: “Aquí solo estamos condicionados a la oferta y la demanda y la capacidad de compra que los consumidores tengan para adquirir un vehículo eléctrico”. 

En ese sentido, advierte que las tendencias globales indican que la investigación y el desarrollo hacen que el precio de los vehículos eléctricos disminuyan y que esa “fuerte carrera” colaborará a que puedan cumplirse los objetivos hacia 2035. 

Cabe recalcar que muchos países se han comprometido a quitar del escenario de ventas a los coches a combustión para esa fecha, lo cual también envía una señal a las automotrices productoras de unidades electrificadas.